"El miedo, los prejuicios y la falsa religiosidad son las tres causas de las grandes injusticias, tres 'lepras del alma' que hacen sufrir a los débiles y los rechazan como desechos", advirtió el Papa Francisco el 11 de febrero de 2024 en la misa de canonización de Mama Antula (1730-1799), la primera santa de Argentina, que difundió allí los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola a finales del siglo XVIII. En presencia de varios centenares de compatriotas suyos, entre ellos el nuevo presidente Javier Milei, el Pontífice subrayó la importancia de estar cerca de los pobres.
Refiriéndose a la primera lectura y al Evangelio del día, que recuerdan la marginación de los leprosos en la antigüedad, el Papa recordó que esto no es "cosa del pasado". "¿Cuántas personas que sufren encontramos en las aceras de nuestras ciudades?", preguntó a los líderes políticos de su país natal, donde el declive económico ha empujado a la mitad de la población por debajo del umbral de la pobreza.
"¿Cuántos miedos, prejuicios e incoherencias hay, incluso entre los que creen y se llaman cristianos? "También en nuestro tiempo hay mucha marginación, barreras que derribar, "lepra" que curar", explicó, inspirándose en el ejemplo de Jesús, que se atrevió a tocar a los leprosos, y que incluso "se hizo leproso" con la humillación de la muerte en cruz.
El Papa advirtió del peligro de la "lepra del alma":
"Una enfermedad que nos hace insensibles al amor y a la compasión, que nos destruye a través de la 'gangrena' del egoísmo, de las ideas preconcebidas, de la indiferencia y de la intolerancia", insistió.
Así, "nuestras heridas, las enfermedades del alma, deben ser llevadas a Jesús: esto es lo que hace la oración; pero no una oración abstracta, hecha sólo de fórmulas que hay que repetir, sino una oración sincera y viva que pone a los pies de Cristo las miserias, las fragilidades, las falsedades, los miedos", insistió el pontífice, en su homilía pronunciada en italiano.
De este modo, "amados por Cristo, redescubrimos la alegría de darnos a los demás, sin miedos ni prejuicios, libres de las formas anestesiantes de religiosidad que nos privan de la carne de nuestros hermanos y hermanas", recordó.
Revalorizar la caridad ordinaria
El "milagro" de que la humanidad se cure de sus males no requiere necesariamente "formas grandiosas y espectaculares para realizarse", dijo el Papa Francisco. "Este milagro se produce sobre todo en la caridad escondida de la vida cotidiana: la que se vive en la familia, en el trabajo, en la parroquia y en la escuela; en la calle, en las oficinas y en las tiendas; la que no busca publicidad y no necesita aplausos, porque basta el amor para que el amor baste", insistió el pontífice, citando a san Agustín y presentando a Mama Antula como modelo de caridad y de atención a los pobres.
El Papa Francisco explicó que Mama Antula fue una "viajera del Espíritu". "Recorrió miles de kilómetros a pie, a través de desiertos y caminos peligrosos, para llevar a Dios a la gente", convirtiéndose así en "un modelo de fervor y audacia apostólica", explicó el papa Francisco, que había relanzado personalmente el examen de su causa de beatificación cuando era arzobispo de Buenos Aires.
"Cuando los jesuitas fueron expulsados, el Espíritu encendió en ella una llama misionera basada en la confianza en la Providencia y en la perseverancia", añadió Francisco.
El Papa argentino recordó también que Mama Antula popularizó la devoción a San José y a San Gaetán de Thiène, cuya imagen se ha difundido "en los hogares, en los barrios, en los transportes, en los comercios, en las fábricas y en los corazones, para ofrecer una vida digna a través del trabajo, la justicia y el pan de cada día en la mesa de los pobres", subrayó.
Primer apretón de manos entre el Papa y el Presidente Javier Milei
La misa se celebró en presencia de un gran número de argentinos procedentes de Italia y de varios centenares de argentinos, entre ellos el presidente Javier Milei, elegido el 20 de noviembre tras una campaña muy agresiva en la que realizó numerosos comentarios ofensivos sobre el Papa Francisco. Los dos hombres, que habían hablado por teléfono el 22 de noviembre pero nunca se habían visto, se saludaron calurosamente al final de la misa, en la que el Papa fue llevado al Presidente y a su séquito en silla de ruedas. Éste recibirá al Papa en audiencia oficial el lunes 12 de febrero.
Antes de la misa, el Presidente de Argentina, que para la ocasión había abandonado su tradicional chaqueta de cuero por un traje y una corbata más acordes con el protocolo, se hizo selfies con algunos de los peregrinos presentes en la basílica.
En un contexto de fuerte polarización política en Argentina por las reformas liberales del Presidente Milei, una de las intenciones de la oración estaba dedicada a los gobernantes, instando a Dios a inspirarles "la sabiduría del diálogo" y "la voluntad de cooperar por el bien común, superando lo que divide y buscando lo que une".
Concelebraron la misa una veintena de cardenales, entre ellos el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, que presentó al nuevo santo al inicio de la celebración y presidió la plegaria eucarística en el altar. El Papa Francisco, de acuerdo con el protocolo vinculado a sus dificultades de movilidad, permaneció sentado en un rincón de la basílica, a pocos metros de la presidenta argentina.