A pesar de la persecución, la Iglesia en Nicaragua está marcada por hermosos signos de esperanza. Desde el sábado 6 de enero, día de la Epifanía, la arquidiócesis de Managua, la capital del país, cuenta con nueve nuevos sacerdotes. Celebrada por el cardenal Leopoldo Brenes en la catedral de Managua, la Misa de ordenación fue retransmitida en directo por Facebook.
Se puede ver la conmovedora alegría en el rostro de cada nuevo sacerdote y la emoción de las familias al abrazar a su hijo o hermano cuya vida está ahora enteramente entregada a Dios. En su homilía, Mons. Brenes subrayó que el sacerdocio es "una gracia del Señor", no "un poder", sino un "servicio". También instó a los nuevos sacerdotes a ejercer su ministerio con "humildad y sencillez".
Catorce sacerdotes detenidos desde el 20 de diciembre
Para toda comunidad eclesial, las ordenaciones son siempre momentos de alegría y emoción, pero también de una cierta gravedad: la de la persona que sabe que entrega su vida a Dios, hasta el final. En Nicaragua, esta promesa adquiere una dimensión especial, y es más que nunca el signo de que la luz de Cristo es siempre victoriosa sobre las tinieblas. Porque estos nueve nuevos sacerdotes han elegido entregar su vida a Cristo, sabiendo que probablemente tendrán que sufrir las muchas persecuciones que golpean a los fieles católicos y al clero en Nicaragua.
Desde 2019, la Iglesia está bajo el yugo de la persecución del régimen de Daniel Ortega. Los sacerdotes suelen ser los más expuestos a detenciones, amedrentamientos e intimidaciones. Desde el 20 de diciembre, catorce sacerdotes han sido detenidos, además de dos seminaristas y el obispo de Siuna, monseñor Isidoro Mora. El único delito cometido por la mayoría de ellos es que solo se atrevieron a mencionar el nombre de Monseñor Rolando Álvarez en sus homilías. El arzobispo de Managua, encarcelado desde febrero de 2023, se ha convertido en una figura de resistencia al régimen dictatorial de Ortega y a su política de represión de las libertades religiosas.