El Adviento es un momento de reflexión que debe prepararnos para recibir a Cristo, que vino al mundo por amor a nosotros. Los tres reyes magos son el ejemplo de preparación y adoración que podemos seguir en este domingo gaudete.
“Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”
Estos tres hombres iniciaron una travesía para llegar a adorar al Rey de reyes. Antes que nada, se prepararon con oro, incienso y mirra. El Evangelio de Mateo narra lo siguiente:
Así como estos reyes de oriente se prepararon con regalos para adorar y rendirle homenaje al Rey, el padre Cruz nos invita a meditar:
La Navidad ya está en puerta. En pocos días celebraremos el nacimiento del niño que es Dios, que vino al mundo a salvar a traer la luz y salvar a la humanidad.
Ese mismo mundo es el que ahora luce lleno de adversidad, cansancio, confusión y desesperanza. Sin embargo, pese a todo ello, el cristiano todavía puede centrarse, concentrarse e ir con ánimo hacia el pesebre.
¿Y qué le podemos regalar? Nuestro propio corazón.
De esta manera, Él podrá transformarlo y renovarlo; purificarnos y santificarnos.
La invitación del tercer domingo:
Para vivir una Navidad santa en la que verdaderamente festejemos la venida de Cristo y lo reconozcamos como Rey y Señor, el padre Cruz nos invita a ir con júbilo a su encuentro, a estar dispuestos a encontrarnos con Él en el pesebre.
Inspírate en los reyes magos -que vencieron toda dificultad que encontraron en su camino- para salir triunfante de cualquier situación, pero no para vanagloriarte, para sentirte superior y disfrutar de la victoria; sino para postrarte y adorar al salvador. Para decirle:
Señor, te necesito. Renuévame, transfórmame”
Que a ejemplo de ellos estemos dispuestos a salir de nosotros mismos para encontrarnos con Dios.