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Stephanie Kwolek: Inventó el tejido de los chalecos antibalas

Stephanie_Kwolek
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Sandra Ferrer - publicado el 22/05/23
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Quería salvar vidas siendo médica, pero salvó muchas más con su descubrimiento

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En nuestro día a día, en esta nuestras sociedades modernas, estamos rodeados de materiales que mejoran nuestras vidas. Las ruedas de los coches, los móviles, los cables submarinos, cascos…, se fabrican con un material conocido por su alta resistencia.

Material que se usa también en misiones espaciales y en su más importante función, en los chalecos antibalas. Su creadora quería haber estudiado medicina; el descubrimiento que realizó, salvó, posiblemente, muchas más vidas humanas. 

Se llamaba Stephanie Kwolek y nació en New Kensington, el 31 de julio de 1923. Sus padres habían emigrado de Polonia y se habían instalado en los Estados Unidos en busca de una vida mejor. Su padre, John Kwolek, era un hombre apasionado de la naturaleza, con quien Stephanie compartió su pasión, paseando juntos por los bosques cercanos a su hogar y analizando la flora y la fauna que encontraban a su paso.

Una relación que se truncó cuando John falleció. Stephanie era solamente una niña de diez años. Su madre, Nellie Zajdel, se ganaba la vida como costurera. De ella también aprendió a descubrir los entresijos de la moda, los secretos que escondían los tejidos.

Un día soñó con convertirse en diseñadora, pero su madre se lo quitó de la cabeza; necesitaba un trabajo que fuera más lucrativo. Estudiante ejemplar, la joven Stephanie vio en la medicina una carrera noble y enriquecedora que no pudo estudiar por problemas de dinero. 

No se rindió y se decantó por la química, especialidad que estudió en el Instituto Tecnológico de Carnegie y del que salió con su título bajo el brazo en 1946. En poco tiempo consiguió un trabajo como investigadora de tejidos y sustancias químicas.

Cuando entró a trabajar en DuPont lo hizo pensando en que aquel iba a ser un trabajo temporal, una manera de ganar dinero con el que costearse su carrera de medicina. Pero la química la atrapó. Stephanie pasó años analizando fibras textiles. En 1965 dio con unos resultados que ella misma creyó que eran erróneos. No solo no lo eran, sino que se convertirían en el origen de uno de los tejidos más ultrarresistentes del mundo. 

Stephanie Kwolek había encontrado un tejido que fue bautizado como Kevlar. Flexible y a la vez cinco veces más resistente que el acero, Dupont empezó a utilizarlo en la fabricación de neumáticos. Poco a poco, el Kevlar fue encontrando nuevas aplicaciones, entre las que destaca su uso en los chalecos antibalas. Su fabricación y utilización por millones de mujeres y hombres pertenecientes a ejércitos y cuerpos policiales evitó muchas muertes. Su sueño de salvar vidas se había cumplido. 

Convertida en toda una celebridad en la comunidad científica, Stephanie recibió muchos reconocimientos, entre ellos convertirse en la cuarta mujer en formar parte del Muro de la Fama de la Ciencia de Ohio. Además de continuar dedicándose a la ciencia, participó en distintos programas que impulsaban el acceso de los niños a los estudios científicos. Y por supuesto, fue un ejemplo para muchas mujeres que vieron en ella un modelo a seguir. 

Stephanie fue toda su vida una católica implicada en su comunidad, miembro de la parroquia de la Iglesia Católica de Brandywine en Wilmington, Delaware. 

Stephanie Kwolek falleció el 18 de junio de 2014, poco antes de cumplir los noventa y un años de edad.

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