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Calidad en las relaciones
Se trata de la primera investigación de toda una vida, a través de varias generaciones. En 1938 comenzó la investigación escogiendo a 724 jóvenes a los que han hecho un seguimiento hasta hoy. Todo ello se ha plasmado en el libro 'Una buena vida' (Planeta). Con el fin de descubrir a qué edad se es más feliz.
La investigación asegura que "todo el mundo puede dar giros positivos a su vida" y que lo que marca "una buena vida" es la calidad de las relaciones. Por tanto, el estudio aprecia que la felicidad no está tanto en el tener, entendido como riqueza o acumulación de bienes, sino en un aspecto más social, más de relacionarse con el otro.
Uno de los directores del estudio, el psiquiatra Robert Waldingner, con el psicólogo Marc Schulz, aseguran que "vivir rodeado de relaciones cariñosas protege nuestro cuerpo y mente".
Certeza de la muerte
Los autores del estudio creen que es un elemento fundamental el hecho de que las personas mayores son plenamente conscientes de que la vida pasa, se va agotando, y la muerte se acerca:
"Creemos que es porque tenemos el sentido de los límites de la vida y de que la muerte es algo real y eso nos hace más felices, porque cambiamos nuestras vidas. Nos quitamos obligaciones de encima, amistades que no nos hacen felices o reuniones que no nos gustan".
El peligro de la soledad
Si la calidad de las relaciones es el gran argumento para la felicidad, la soledad se convierte en uno de los mayores peligros.
Su peligro también es físico, porque favorece que las enfermedades se desarrollen con mayor rapidez, a edad más temprana y con mayor impacto.
Compartir la enfermedad –dicen- ayuda a encontrar el equilibrio:
"Cuando me puedo quejar con otra persona puedo sentir que el cuerpo recupera su equilibrio; la persona sola no puede calmarlo, mientras que la que tiene relaciones sí".
¿Cuál es la receta de la felicidad?
Si bien el estudio apunta algunas conclusiones, como la necesidad de relaciones de calidad, evitar la soledad no deseada, primar lo positivo sobre lo negativo… no da una receta infalible de cómo lograr la felicidad. La razón es que "no existe la vida perfecta".
Ni siquiera cuando se tiende a mirar al prójimo y se envidia su vida: "Es muy posible creer que las otras personas tienen vidas perfectas y que somos los únicos que no la tenemos, y eso no es verdad", dice el director del estudio.
Pero sí hay un consejo, que sirve de nexo común entre quienes en el estudio han resultado ser más felices: las relaciones. Los autores del estudio recomiendan practicar "la buena forma social" y cuidar las relaciones de forma activa:
"Todos nosotros estamos conectados a todo el mundo y necesitamos de los otros".
Por sexos, el estudio revela que este aspecto está más acentuado en las mujeres, independientemente de la generación a la que pertenezcan.
En sus 80 años de investigación, han constatado que ellas entienden mejor la importancia de mantener las relaciones que los hombres. Ellos habitualmente no trabajan en mantenerlas.
El dinero no da la felicidad
El estudio, realizado en Estados Unidos, sitúa en 75 mil dólares anuales la cantidad que aporta bienestar a las personas. Pero no hay que confundir bienestar con felicidad. Ciertamente, los psiquiatras del estudio insisten en que el dinero es importante porque cubren las necesidades de la vida, pero "una vez tenido ese dinero, tener 70 millones más no aumentan la felicidad", dice Waldinger.
En una sociedad capitalista, en la que nos bombardean con necesidades y productos que debemos cubrir, la experiencia con las personas que han servido de base para este trabajo constata que cubrir esas 'necesidades' no aumenta la felicidad. "Sabemos que comprar experiencias nos hace más felices y durante más tiempo que comprar cosas", apostillan.