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Para la persona cristiana hay varios momentos en donde podemos parar un poco para reflexionar y orar, como en los cuarenta días de Cuaresma, en los que hacemos una pausa profunda en medio de los ajetreos de la vida diaria; o en adviento, que es una época también de reflexión; o simplemente, cuando nosotros mismos nos sentimos saturados y decidimos hacer algún retiro espiritual.
Son momentos que nos sirven para comprender la verdad sobre la propia vida. Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, va a descubrirnos el misterio profundo de la existencia: amor, propósito, dolor y resurrección.
Los ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola
Muchas personas han vivido y practicado los ejercicios espirituales, de san Ignacio de Loyola, buscando lo que cada hombre y mujer religiosos quiere: hacer la voluntad de Dios, encontrar a Dios.
Amar a Dios, intimando con él. Los deseos más profundos, las dudas del corazón y las debilidades personales quedan iluminadas por ese encuentro vivo con el Amor.
Los cuatro puntos
Desde Aleteia compartimos cuatro puntos de los ejercicios espirituales que sirven como guía para prepararse interiormente para estas pausas que permiten escuchar la voz de Dios.
1Serenarse (Ejercicios Espirituales, 239)
Esta es una cita de lo más especial. Hay que buscar alejarse de todo lo que distraiga, de todo lo que haga ruido y que no invite a una conexión profunda con Dios. Al encontrar ese lugar, vigila tu postura.
Una postura digna de alguien que va a tener un encuentro con Su Divina Majestad. Respira lenta y profundamente. Siente al exhalar cómo todo el cuerpo se relaja. Aquí vas a platicar con Dios y a escucharle. Aquí Dios te escuchará y te hablará.
2Presencia de Dios (Ejercicios Espirituales, 75)
San Ignacio de Loyola que nos dice que es necesario pensar: a dónde voy y a qué…
Voy a visitar el reino de Dios. Ahí aprenderé más de mí, de mi naturaleza, del sentido de mi vida: del propósito para el que fui creado. Voy a estar con él y voy a amarlo por medio de la persona de Jesús. Entonces podré comprender mejor mi vida, mi sufrimiento y mi camino. Comprenderé que Él me ha amado de una manera personal y única y estoy ahí porque me llama.
3Oración preparatoria (Ejercicios Espirituales, 46)
San Ignacio propone comenzar todo ejercicio de oración con una oración preparatoria en la que se le pide gracia a Dios nuestro Señor para que todas nuestras intenciones, acciones y operaciones sean puramente ordenadas en servicio y alabanza de su divina majestad.
4 Coloquio (EE 54)
El coloquio es esa conversación que se hace, así como un amigo habla con otro:
"El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo". (Ex 33,11)
O se puede imaginar uno a sí mismo como un siervo hablando con su Rey de algún error cometido; o pidiendo con mucha humildad una gracia, ¡Señor, aumenta mi fe!
Se disfruta el tiempo como cuando estás enamorado, o cuando ansiaste por mucho tiempo tener ese reencuentro. Luego, poco a poco, vas saliendo del diálogo con acciones de gracias y besos cargados de "¡quiero hacer tu voluntad. Señor!" Termina con el Padrenuestro tal y cómo Jesús lo hacía.
A continuación, puedes leer algunos consejos de san Ignacio de Loyola que sirven para nuestras vidas: