Un sacerdote colombiano de 39 años falleció en la noche del pasado sábado mientras estaba en un bar de la ciudad de Medellín. La Policía investiga qué ocurrió para que el presbítero Javier Eduardo González Pertuz se desplomara sobre una mesa y por qué su acompañante salió del lugar y se llevó sus artículos personales.
El padre Javier había nacido en el departamento de Córdoba (norte de Colombia) y se desempeñaba como formador en el Seminario Misionero San José de la Arquidiócesis de Medellín, a la cual pertenecía.
Creció en la Parroquia del Santo Evangelio, donde lo recuerdan como seminarista, acólito e integrante del grupo juvenil, y donde impartió sacramentos muchas veces. La parroquia ofreció las eucaristías del domingo por su alma y lamentó su muerte en redes sociales, destacando que era «un hombre alegre, sencillo y cercano».
En el mensaje de Facebook, varios amigos se solidarizaron con la familia y manifestaron su agradecimiento al sacerdote. «Fue la persona que me animó a seguir el camino del sacerdocio, cuando era seminarista de los misioneros de san José, me duele su partida» y «gran catequista y líder de nuestra parroquia», fueron algunos de los comentarios.
Una extraña muerte
La Policía de Medellín informó a los medios de comunicación que el sacerdote estaba junto a otra persona en el bar del barrio Laureles, cuando se desplomó sobre la mesa.
«Su acompañante salió con sus pertenencias en las primeras horas del sábado y el dueño del establecimiento, al verlo tendido, se acercó y lo sacó a las afueras del lugar para posteriormente llamar al cuadrante de la Policía», relató el periódico El Colombiano.
Al llegar, los agentes de Policía lo encontraron sin signos vitales. Actualmente investigan si su muerte fue ocasionada por el consumo de sustancias como la escopolamina y buscan a la persona que estaba con él en el momento de su muerte.
En las redes sociales, muchos lectores manifestaron sus sospechas por la huida del acompañante y criticaron al dueño del establecimiento comercial por sacarlo a la calle cuando ya había fallecido, mientras que otros juzgaron al fallecido sacerdote por estar en este tipo de lugares. Las investigaciones de la Policía y la Fiscalía de Colombia dejarán en claro las causas de su muerte y podrán determinar si la persona que lo acompañaba tiene responsabilidad en su muerte.
La Iglesia católica, cuyos obispos se reúnen esta semana en la CXVI Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal, manifestó su pesar por diferentes canales. Monseñor Fidel León Cadavid, obispo de Sonsón Rionegro, expresó sus condolencias a la Arquidiócesis de Medellín y al Seminario Misionero San José: «Oramos por su eterno descanso, por la paz en su familia y la familia misionera del Seminario San José. Nos unimos en oración».