La adolescencia representa una búsqueda de la propia identidad. Los amigos cobran más importancia, el sentido de pertenencia y la mirada de los demás también. El adolescente necesita ser un actor en su vida, mientras sigue buscando a tientas su propio camino. Aquí van lgunas ideas para padres que deseen apoyar a su hijo en esta fase de transición a la edad adulta.
1Paciencia
El período de los "adolescentes" se extiende, en el sentido literal de la palabra, de los 13 a los 19 años. Antes de lanzarse al fondo de la edad adulta, los padres son un apoyo clave para que el joven esté dotado de algunos elementos básicos para saber atravesar esta etapa.
Además de compartir técnicas y consejos con ellos, es necesario que los padres también acepten que sus jóvenes deben probar por su cuenta; y esto implica ensayos, éxitos, fracasos y nuevos inicios.
Cada pequeño paso permite al joven ganar confianza en sí mismo y en sus capacidades, convencido de que sus padres están contentos de verlo crecer.
De esta certeza nacerá una sólida autoestima que le permita seguir adelante a pesar de las caídas.
2Una familia aprendiendo
Es conveniente evitar comentarios hirientes, sobre el físico por ejemplo, para señalar las cualidades de su hijo. También pueden asegurarse de que su adolescente se conecte con amigos cariñosos y compañeros que comparten sus intereses, sin ejercer presión.
Los padres son los primeros ejemplos para sus hijos. Si los padres se devalúan, sus hijos corren el riesgo de tomar el mismo camino. La autoestima se aprende en familia, cada uno encontrando en la mirada de los demás la belleza de quien es, más allá de los accidentes de la vida o de los fracasos más importantes. La perfección no combina bien con la autoestima.
3Nombra sus intereses y talentos
Elisabeth, una madre que compartió con Aletea su testimonio, disfrutó mucho de las grandes discusiones cuando su hijo era un adolescente.
"Nos gustaba dejar que nuestro hijo expresara su punto de vista, pero también desafiar sus posiciones e invitarlo a explicar su razonamiento. El objetivo no era atraparlo, sino enseñarle a creer en sí mismo, asumiendo sus posiciones y, a veces, también ajustando su idea inicial".
Al identificar sus habilidades, el adolescente puede trabajar para desarrollarlas aún más. Sofía, otra madre consultada por Aleteia, encuentra a su hija muy organizada y dotada de buenas habilidades interpersonales. Al animarla a convertirse en consejera en un campamento juvenil, esta madre quería mostrarle a su hija la riqueza de sus talentos. Su adolescente salió de su zona de confort y aprendió mucho durante esta experiencia.
La autoestima crece con el sentido del esfuerzo, más que con el desempeño y el éxito.