El 3 de octubre se celebra el aniversario de la muerte de san Francisco de Borja. Este es un buen día para pedir a Dios poder servirle por intercesión de este versátil santo español.
Puedes usar esta oración ofrecida por la archidiócesis de Valencia, a la que pertenece Gandía, la localidad natal de san Francisco de Borja:
Oración
Padre Nuestro
que, en san Francisco de Borja, nos das un modelo evangélico
de esposo y padre de familia,
de gobernante al servicio de las necesidades de sus ciudadanos
y de religioso de profunda vida interior y amor a la eucaristía.
Te pedimos que nos concedas, por su intercesión,
estar atentos a tus llamadas en nuestra vida cotidiana
y disponibles para responder a ellas
en identificación y seguimiento de Cristo nuestro Señor.
Te lo pedimos por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Un hombre apasionado por servir
San Francisco de Borja tenía pasión por servir a Dios. Lo mostró con su vida y lo expresó también muchas veces. Por ejemplo, en la carta que escribió al emperador Carlos I pidiéndole su licencia para entrar en la Compañía de Jesús y dar su vida por ella:
“Y así, deteniéndome en esta elección desde que falleció la duquesa, después de haberlo considerado cuatro años, y habiéndose hecho sobre ello muchas oraciones a Ntro. Señor por diversos siervos suyos, creciendo cada día más en los deseos, y quitándose las tinieblas de mi corazón, me da confianza que, no obstante que no merecía entrar en la viña del Señor, y más viniendo tan tarde, y habiendo sido mi oficio arrancar las cepas que otros plantaban, con todo, por ser la divina bondad sin medida, y su clemencia un piélago sin suelo, ha sido servido de mover a estos siervos de la Compañía de Jesús a que me admitiesen en su religión, en la cual, aunque ha días que deseo servir y morir, no he podido efectuarlo hasta cumplir con la obligación que el padre debe a sus hijos dentro de dos o tres meses; y así, no mirando estos padres a mí, sino a las palabras de Cristo, nuestro redentor, que dice ‘no haber venido a llamar a los justos, sino a los pecadores’ (Mt 9,13), creo que cumplirán mis deseos. Por lo cual suplico a V.M., como su vasallo y criado, y comendador de la Orden de Santiago, sea servido de darme su imperial, graciosa y agradable licencia…”.