Ángeles López, misionera comboniana, sobrevivió al ataque terrorista a la misión de Chipene (Mozambique) del pasado 6 de septiembre.
Por estos días, la hermana Ángeles cumple 50 años como misionera en Mozambique.
También cumplía 50 años la misión de Chipene, ese lugar de vida que ella misma fundó en el que llevaban adelante dos residencias para estudiantes, una escuela, un centro de salud y una Iglesia.
Pero la noche del 6 de septiembre la misión quedó hecha cenizas, y su hermana María de Coppi, muerta de un tiro en la cabeza.
Por estos días ha regresado a España para recuperarse y hacerse unos chequeos médicos. Ella explica lo vivido y asegura que tiene billete de vuelta, que no tiene miedo, y que ha perdonado a los terroristas.
El testimonio de la hermana Ángeles está tomado de la entrevista hecha por la oficina de prensa de las Obras Misionales Pontificias en España.
La noche del 6 de septiembre
En la tarde de ese día, ante la alarma de posibles ataques, decidieron enviar a los niños a sus casas, pero un pequeño grupo de niñas no pudo marcharse porque vivían muy lejos.
Para no dejarlas solas, una misionera italiana decidió dormir con ellas, y Ángeles López y María de Coppi se quedaron en la casa.
María, que era siempre muy optimista, me dijo aquella noche: ‘Oye, Ángeles, yo presiento que alguna cosa va a pasar’. A lo que yo respondí: ‘Ay, María, no digas eso; es la segunda guerra que pasamos, no es la primera. Verás que todo va a ir bien.
Estuvieron juntas, comentando los acontecimientos, hasta dos minutos antes de que entraran los terroristas, cuando se despidieron para entrar en sus habitaciones:
Yo sentí un disparo grandísimo. Entonces salté de la cama para avisar a María de que habían llegado. Cuando yo abrí mi puerta, ellos continuaron disparando. Dieron como cinco tiros. Yo me agarré a la pared lo que pude, y cogí la manilla para decirle ‘María, María, están aquí’. Más cuando fui a ver, María estaba en el suelo.
La hermana Ángeles intentó huir por detrás, pero se encontró con hombres armados, que la cogieron, y comenzaron a prender fuego en las habitaciones.
Ángeles les rogó que sacaran el cuerpo de la hermana María, para que no se quemara, ellos cogieron el cuerpo, lo arrastraron por los brazos a la calle y lo tiraron fuera a la tierra.
El cuerpo de la hermana María quedó con los brazos en cruz.
¿Cómo logró escapar?
Luego pensó en ir corriendo a avisar a la misionera que estaba con las niñas en la residencia, pero no pudo. “Fue providencial porque si me hubieran dejado, hubieran descubierto a las chicas”.
Estuvo retenida en la puerta de la Iglesia durante cerca de una hora, que a ella le pareció una eternidad, mientras quemaban el templo. “En ese tiempo yo solo pensaba que me iban a matar”.
En un momento dado, los atacantes le dijeron: “Estás libre, mañana sales de aquí, no queremos tu religión, queremos el Islam”.
Y la misionera salió “corriendo como una gacela a buscar a mi hermana, que estaba encerrada con las niñas”, y todas huyeron al bosque.
“Tuvimos un espacio de unos siete u ocho minutos, que fue lo que Dios nos dio, porque ellos ya estaban regresando en grupos a continuar su trabajo de quemar”.
El bosque era muy denso, y con gran dificultad lograron avanzar. La hermana Ángeles, que tiene 82 años, se quedaba atrás – “se me caía la zapatilla, me enredaba, caía”-, y pidió a las niñas que avanzaran sin ella, pero una de ellas decidió acompañarla, y ayudarla a saber de dónde venían los ruidos, que ella no podía escuchar sin los audífonos. “Y se quedó toda la noche, las dos como dos gatitos ahí cogiditas”.
Otros misioneros sobrevivientes
Al amanecer, cuando ya habían cesado los ruidos, Ángeles decidió regresar, con miedo de encontrarse muertos a los misioneros sacerdotes de la misión.
Los encontró vivos, en un edificio que aún ardía pero del cual todos lograron salir antes de que el tejado cayera.
Unos momentos despúes llegó la policía. “Han destruido todo, todo, todo. No ha quedado nada”.
La hermana Ángeles recuerda con mucha tristeza ver arder las latas de leche en polvo, que ella daba a “sus niños”, unos 150 pequeños desnutridos.
¿Volverá a Chipene?
“Hoy que estoy más tranquila, siento que merece la pena. Y si estoy bien, en enero regreso. Tengo billete de ida y vuelta”.
No se sabe si volverá a Chipene, porque la incertidumbre es grande. “Parece que será imposible recuperarse, es muy difícil. Es la misión que estaba más cerca del límite de Cabo Delgado”. Allí desde hace 5 años hay una guerra cruel, que está avanzando hacia Nampula.
Perdón a los terroristas
Después de esta experiencia tan traumática, en la que además de perder a la hermana María de Coppi, ha perdido todo –incluido el móvil y los audífonos, que se quedaron entre las cenizas-, la misionera asegura que ha perdonado a los terroristas:
No tengo que perdonarlos, porque yo nunca los condené; ellos son mandados, son pobrecita gente, drogados, de este lugar que los mandan a hacer eso, pero que no son culpables por nada. Si no hacen eso, los matan a ellos.
Para ella la fe ha jugado un papel importantísimo. Está convencida de que sin ella no hubiera podido sobrevivir:
La hermana Ángeles de 82 años, y con toda una vida gastada y desgastada por amor a los demás, ha aprovechado la entrevista para enviar un mensaje a los jóvenes:
Yo quisiera decir a los jóvenes que merece la pena, que merece la pena gastar una vida por la misión, que hay muchas personas que nos esperan con sed de saber, con sed de conocer a Dios.
Les dejamos el video con la entrevista completa: