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El monasterio que acogió una familia ucraniana y descubrió una orquesta

Monasterio de la Conversión
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Matilde Latorre - publicado el 29/09/22
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Una familia de refugiados ucranianos ha sido acogida por las religiosas agustinas de la Conversión. Les unió una pasión común: el arte. Hoy dan las gracias

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¿Qué podían hacer las monjas agustinas al escuchar que millones de ucranianos eran desplazados por las bombas?

El artista ucraniano Andrey Babotenko,  pintor de iconos religiosos y muralista, de 43 años, era uno de ellos. Pocos días antes de la invasión rusa, había comprendido lo que estaba por llegar, pues tenía noticia de primera mano sobre el agrupamiento de tropas rusas en la frontera con su país. 

Por desgracia, sus peores previsiones se convirtieron en realidad: Járkov su ciudad natal, quedaría destruida al convertirse en feroz campo de batalla.

A finales de febrero, en el segundo día de la contienda, Andrey tomó uno de los últimos aviones procedentes de Moscú y aterrizó en Madrid. Pocas semanas después, logró que se unieran a él su esposa y sus cuatro hijos. 

De Járkov a pintar frescos en Madrid: el artista y refugiado ucraniano Andrey Babotenko

Situación desesperada

Pero, ¿cómo encontrar una casa en un país desconocido para los cuatro hijos? ¿Cómo poder dar una educación cristiana, artística y académica como la que recibían sus hijos, en buena parte adolescentes, en Ucrania?

La respuesta fue inesperada y usted ya ha adivinado la respuesta: uno de los monasterios de vida contemplativa con el más sorprendente crecimiento en vocaciones en Europa, el Monasterio de la Conversión de Sotillo de la Adrada, en la sierra de Ávila, les dio una sorprendente acogida.

De este modo, Andrey y su esposa, Natalya, junto a sus cuatro hijos, de entre 18 y 6 años, se convirtieron en los huéspedes del monasterio: la familia se alojó en una pequeña casa construida en uno de los costados de la vivienda de la comunidad y la hospedería que regenta la Orden.

La experiencia fue sorprendente, tanto para las religiosas, que no podían imaginar los talentos de esta familia, como para los refugiados ucranianos que han encontrado una acogida que nunca hubieran podido imaginar. 

La prensa ha quedado impresionada, como lo testimonian artículos que El Independiente ha dedicado a estos protagonistas.

¿Cómo comunicar?

«Recuerdo muy bien el día que llegaron y cómo fueron bajando del coche, con sus mochilas», confesaba a la prensa la madre Carolina Blázquez, priora del monasterio. 

Y añadía: «Nuestra mayor preocupación era saber cómo nos íbamos a comunicar con ellos y cómo venían. Y ha sido una gracia grandísima conocerlos». 

Cuando el idioma se convertía en una barrera lingüística, Google Translator solucionó muchos problemas. 

Acogida humana, espiritual y artística

Andrey logró encontrar trabajo en Madrid.  Pintor con amplio conocimiento de la tradición iconográfica ortodoxa, fue invitado a unirse al equipo de artistas rusos, ucranianos y armenios que están dando vida a los frescos de la catedral ortodoxa rusa de Madrid.

Natalya, en cambio, permaneció durante meses con sus hijos en el monasterio. Fue así como las religiosas agustinas descubrieron que sus huéspedes tienen extraordinarios talentos musicales. 

De hecho, la familia Babotenko ha creado una auténtica orquesta. Varios estudiaban en el conservatorio en Ucrania.  María, de 18 años, toca el contrabajo; Simeón, de 14, el acordeón; Nina, de 12, el violín; y Olga, la pequeñita de 7, se encarga de la percusión. 

Con frecuencia, la familia ofreció conciertos a las monjas. Al inicio, lo hacían cómo prácticas de conservatorio, pero poco a poco se fueron acostumbrando a interpretar música para la comunidad de agustinas. De hecho, ahora han aprendido música religiosa que han podido aprender de las hermanas.

La madre Carolina ha explicado a la prensa que la convivencia de la comunidad con la familia logró un auténtico equilibrio y respeto mutuo, en el que el arte ha establecido puentes.

La hospedería y el trabajo artesanal (madera, cuero, costura, pintura, cerería, diseño gráfico…) son sus las dos fuentes principales de ingresos de esta comunidad monástica.

El taller de las monjas se convirtió en una oportunidad genial para que los muchachos de la familia  Babotenko puedan crecer en sus cualidades artísticas.

Los muchachos pudieron recibir clases de pintura en el monasterio. De hecho, en este monasterio algunas hermanas también tienen mucho talento artístico. 

Las religiosas de este monasterio sorprenden por la gran cantidad de nuevas vocaciones que están atrayendo a la vida contemplativa.

Semillero de vocaciones a la vida contemplativa

La comunidad es muy reciente: surgió en 1999, cuando algunas de las religiosas salieron del monasterio de San Ildefonso de Talavera para iniciar esta aventura espiritual.

Hoy han constituido la Federación de Monjas Agustinas de la Conversión de san Agustín, compuesta actualmente por tres monasterios: además del Monasterio de la Conversión en Sotillo, el Monasterio de la Encarnación (Lima, Perú) y el Monasterio de la Madre del Buen Consejo (New Lenox, Estados Unidos); además de dos Fraternidades en Misión en Carrión de los Condes, en el Camino de Santiago, y en el Monasterio de Montefiolo (Rieti, Italia).

Entre las religiosas hay hermanas de, prácticamente, todos los continentes: América Norte, Centro (Costa Rica) y Sur (Perú y Colombia); Asia (Yemen); África (Kenia) y Europa (España, Alemania, Hungría, Polonia e Irlanda). 

Una nueva vida en Madrid

Ahora la relación ha tenido que cambiar, pues con el inicio del año escolar en septiembre la familia ha optado por trasladarse a Madrid, donde los cuatro hijos han regresado a las clases por primera vez desde febrero.

La Delegación de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, dirigida por el sacerdote Xabier Gómez, se ha movilizado para que la familia pueda encontrar un lugar digno en la capital española.

Lo ha logrado gracias a la ayuda de la  Mesa de la Hospitalidad de la Archidiócesis de Madrid, que contactó a Cáritas Madrid, consiguiendo una vivienda.

Con la oración en Ucrania

Babotenko y su peculiar orquesta quieren esperar en el futuro. La guerra en Ucrania ha provocado doce millones de desplazados, entre los que se cuentan cinco millones de personas que se han visto obligados a abandonar el país. 

España, reconoce la familia, les ha acogido con los brazos abiertos, en particular las hermanas agustinas, pero eso no quita que su tierra y miembros de su familia hayan quedado atrás, en Ucrania. 

Todos los días rezan para que las bombas dejen espacio nuevamente a su vida con su gente.

Aleteia, red global católica de información, en virtud de su misión fundacional, contribuye, en colaboración con la  Fundación DeClausura, a comunicar la vida y espiritualidad de los monasterios y conventos contemplativos. 
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