Esta abadía solía ser un pequeño monasterio benedictino construido en el año 960, pero el rey San Eduardo El Confesor quiso reconstruirlo y agrandarlo para hacer una iglesia en honor a San Pedro el apóstol. La llamaron “west minster” (iglesia del oeste) para distinguirla de la icónica catedral de San Pablo, que está al este de la ciudad de Londres.
El rey nunca la vio terminada porque cuando la inauguraron en 1065 estaba muy enfermo para asistir. Falleció pocos días después y sus restos fueron sepultados cerca del altar mayor (aunque luego fueron traslados cuando lo canonizaron en el año 1161).
De monasterio a iglesia de estilo gótico
Sin embargo, de esa iglesia original queda muy poco. En el siglo XIII, el rey Enrique III decidió reconstruirla con el estilo gótico que actualmente podemos apreciar. Además, quiso que la abadía no sólo fuera un monasterio y un lugar de oración para el público, sino también un lugar para hacer las coronaciones y entierros de los monarcas. Desafortunadamente, tampoco la llegó a ver terminada.
Todo monarca desde Guillermo el Conquistador ha sido coronado en la Abadía de Westminster. Más de 30 reyes y reinas están enterrados allí (desde San Eduardo el Confesor hasta Isabel I y María de Escocia; pero la reina Isabel II ha preferido estar en la capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor).
A lo largo de los siglos, la abadía ha tenido modificaciones y algunas adiciones. Una de ellas es la Esquina de los Poetas, una sección del transepto sur donde están enterrados o se les hace tributo a los escritores británicos más importantes, entre ellos, Charles Dickens, cuyos restos se encuentran allí.
Los momentos más icónicos de Isabel II en la abadía
Antes de convertirse en reina, la princesa Isabel se casó en esta abadía con el gran amor de su vida, el príncipe Felipe, el 20 de noviembre de 1947.
Fue además una ocasión muy especial porque se celebró apenas dos años después de terminada la guerra. La entonces princesa buscó hacerla lo más sencilla posible, con cajas de naranjas forradas como reclinatorios y parte de su vestido lo compró con los cupones de racionamiento como señal de austeridad. Al igual que su madre, puso ramo de flores en uno de los sitios más visitados de la abadía, la tumba del soldado desconocido, una tradición que se ha continuado en las últimas bodas reales.
Sin embargo, también fue en la abadía de Westminster donde en marzo de este año se hizo una gran misa en memoria de su esposo (quien falleció en abril de 2021, pero por las restricciones de la pandemia, sólo pudo tener un funeral íntimo en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor), esta vez con algunos de los grandes líderes y monarcas mundiales.
No obstante, la Abadía de Westminster también fue el lugar donde Isabel II fue coronada como monarca en 1953, siendo la primera coronación televisada de la historia británica: “Estoy segura de que ésta, mi coronación, no es el símbolo de un poder y un esplendor que se han ido, sino una declaración de nuestras esperanzas para el futuro, y para los años que, por la gracia y la misericordia de Dios, puedan ser dados a reinar y servirles como su reina”, dijo ante millones de personas viéndola.
Allí también fue donde se casó su hermana, la princesa Margarita; dos de sus hijos, la princesa Ana y el príncipe Andrés; y su nieto y heredero al trono, el príncipe William, con Kate Middleton en el 2011.
Dato curioso
Aunque la Abadía de Westminster ha sido el lugar de tantos eventos importantes de la realeza británica, muy pocos monarcas y consortes han tenido su funeral allí. Luego del año 1760, el siguiente funeral fue el de la reina consorte Alexandra en 1925 (viuda del rey Eduardo VII). Y luego fue el de la Reina Madre (mamá de la reina Isabel II que, como se llamaba Isabel como ella, le pusieron ese seudónimo) en el 2002, quien expresamente había pedido que su funeral fuera allí por la relación y cariño que le tenía a la abadía.
Este 19 de septiembre la reina Isabel II también tendrá su funeral de estado allí, ante unas 2.200 personas de forma presencial, pero con millones de personas despidiéndose de ella a través de las pantallas de televisores, computadoras y teléfonos móviles en una última misa antes que sea llevada a la capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, y sea enterrada junto a su padre, su madre, su hermana y su esposo en una ceremonia familiar privada.