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El pasado 6 de septiembre cumplió ocho años. Se trata de la Fundación Lavandería Industrial 21, una obra social del Arzobispado de Concepción en Chile que busca promover e incentivar la inclusión laboral tanto de jóvenes como adultos con síndrome de down.
Según recordó el propio Arzobispado de Concepción, durante el tiempo en que ha estado funcionando este emprendimiento la misión de alguna manera ha sido la de entregar «un servicio de lavandería de calidad y con un sentido social único en la Región del Biobío» (centro de Chile).
Sin embargo, en la madrugada de este lunes 12 de septiembre hubo un hecho que generó repudio e indignación en Chile: delincuentes ingresaron a robar la Lavandería 21. Entre los elementos robados hubo lavadoras, ordenador, camión y pertenencias de clientes, tal cual se informó a través de un comunicado de la fundación.
Fernando Chomalí, arzobispo de Concepción, confirmó la noticia a través de su cuenta de Twitter e indicó el robo fue cuantioso en lo material. No obstante, a través de un video difundido también a través de redes enfatizó: «No nos han robado la esperanza».
Lo sucedido en Lavandería 21 generó reacciones de manera inmediata, entre ellos desde el propio Gobierno Regional del Biobío. «Repudiamos enérgicamente el robo del que fue objeto este espacio, que nos enorgullece y que apuesta por la integración social de personas con síndrome de down», se afirmó.
«Que indignación. Hay que ser muy miserables. Asaltan lavandería 21 de Concepción. Ha sido un proyecto notable del Arzobispado donde trabajan 18 jóvenes con Síndrome de Down» lamentó también la periodista Mónica Rincón González en sus redes sociales.
Los jóvenes volvieron a trabajar
Este martes 13 de septiembre los jóvenes con síndrome de down que trabajan en Lavandería 21 retomaron de manera paultina sus labores. «Se nota el cambio, están medios preocupados todavía, no están al 100%, pero se han ido soltando con el paso del día», expresó Elías Cabul, quien se desempeña como supervisor, recuerda una nota difundida por la Iglesia de Chile.
María Cecilia Ortiz, quien también trabaja en la fundación, destacó que los jóvenes «están contentos de haber vuelto a trabajar», prosiguió la Iglesia de Chile.
En efecto, dos de los jóvenes con síndrome de down que trabajan en Lavandería 21 también expresaron su alegría. «Me puse muy contenta», afirmó Valeska, quien también confesó que le gusta trabajar. Y Jesús añadió: «Ahora vamos a unirnos, y eso estamos haciendo. Estoy contento de volver a mi trabajo».
Una obra de Justicia
«Estos ocho años de trabajo han demostrado en primer lugar que esta no es una obra de caridad, sino que una obra de justicia donde hemos reivindicado a jóvenes con síndrome de down, que tienen una gran inteligencia, que tienen una gran capacidad de trabajo y que hacen un aporte real en la construcción de la sociedad», había expresado también Chomalí con motivo del aniversario número ocho de una iniciativa considerada «única» en América Latina (ver nota Iglesia de Chile).
«Este es un inicio y necesitamos que nos ayuden, porque este es el reflejo de la sociedad que queremos construir: justa, inclusiva, pero sin paternalismo, porque estos jóvenes cumplen horario, reciben su sueldo y además -y lo más importante- hacen un trabajo excelente», agregó Chomalí sobre Lavandería 21, un ejemplo que confirma que a pesar de la adversidad -y el reciente hecho delictivo-, la inclusión no se detiene.