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El papa Francisco pidió no confundir el sacerdocio común (de todos los fieles por el hecho de ser bautizados) y el sacerdocio ministerial, en un mensaje enviado este 22 de agosto con motivo de la inauguración en Salerno (Italia) de la 72ª Semana Litúrgica Nacional. La iniciativa está promovida por el Centro de Acción Litúrgica de Italia y se realiza del 22 al 25 de agosto de 2022.
A los participantes, el cardenal Pietro Parolin dirigió un mensaje en nombre del papa Francisco en el que deseaba una fructífera profundización de los ministerios eclesiales y valorizar a los laicos en el servicio de la liturgia de la Iglesia, sin confundir los roles.
Esto para no confundir el sacerdocio ministerial (el de los fieles que han recibido el sacramento del orden sacerdotal) con el sacerdocio común, es decir que “todo bautizado se convierte en sacerdote, mediante la consagración realizada por el carácter bautismal (Lumen gentium, 11)".
Misterio de comunión
Una Iglesia entendida como "misterio de comunión", escribe el Secretario de Estado en nombre del Papa, pone de relieve en mayor medida el papel de los laicos. Se trata entonces de "fomentar en los fieles laicos una conciencia más clara de su vocación, que se expresa en una pluralidad de tareas”.
Asimismo, advierte: "Al tratar estas cuestiones, hay que tener cuidado de no confundir el sacerdocio común y el sacerdocio ministerial, interpretando arbitrariamente el concepto de "sustitución", "clericalizando" y corriendo así el riesgo de crear realmente una estructura eclesial de servicio paralela a la fundada en el sacramento del Orden”.
La aclaración se ubica en el contexto del análisis que los participantes del evento mencionado se proponen en esta semana de estudios. Ellos reflexionarán sobre el impacto real de los nuevos ministerios instituidos del Lector, Acólito y Catequista en la práctica eclesial.
San Pablo VI y los cambios: lectores y acólitos
Parolin recuerda entonces algunas intervenciones del Magisterio Pontificio en materia de ministerialidad como, hace 50 años, el Motu proprio 'Ministeria quaedam' con el que, escribe, "San Pablo VI había revisado toda la materia de las órdenes menores, conservando las del Lector y el Acólito como ministerios instituidos, ya no considerados como reservados a los candidatos al Sacramento del Orden”.
A partir de este texto, explicó el cardenal Parolin, el Centro de Acción Litúrgica "propone oportunamente una reflexión sobre la animación litúrgica de todo el Pueblo de Dios".
El Papa contempla la renovación de la Iglesia en una dirección cada vez más "comunitaria" y menos clerical.
No excluir a las mujeres
Con el Motu proprio 'Spiritus Domini’, el Pontífice supera la limitación que excluía a las mujeres del acceso a los dos primeros ministerios (Lector y Acólito), mientras que con el motu proprio 'Antiquum Ministerium', da a la Iglesia "la figura del ministerio instituido del catequista”.
"En esta línea de profundización de una ministerialidad diversificada se sitúa vuestra Conferencia recordando siempre que todo ministerio en la Iglesia debe inspirarse en el espíritu de servicio vivido por Jesús, y creyendo que el trabajo de la Semana puede ser una buena oportunidad para verificar el derrame en la vida de la Iglesia y la promoción de estos mismos ministerios”.
La mirada de la Virgen cuando se parte el pan
Precisamente, el Papa advertía: «Una celebración que no evangeliza no es auténtica». Lo escribió en la carta apostólica Desiderio desideravi– ‘He deseado con gran deseo’ (Lc 22,15) – publicada el pasado 29 de junio de 2022.
“Dejemos nuestras polémicas para escuchar juntos lo que el Espíritu dice a la Iglesia”, instaba, suplicando por una mejor formación litúrgica. Dicha Carta Apostólica reciente instaba a todos a que conocer mejor y celebrar mejor la liturgia de la Iglesia.
Instó a los sacerdotes a dejarse educar «continuamente» por la liturgia misma y el ejemplo de la primera comunidad para evitar toda forma de individualismo y de subjetivismo.
"Cuando la primera comunidad parte el pan en obediencia al mandato del Señor, lo hace bajo la mirada de María, que acompaña los primeros pasos de la Iglesia: “perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús” (Hch 1,14)."