Melquiades Lozano salía cada día a la misma hora de su jornada laboral. Su tarea en la consultora era ayudar a sus clientes a impulsar la innovación, en startups y grandes corporaciones y en la financiación de la I+D+i a nivel global.
Cada día a la misma hora, salía de su trabajo y emprendía el camino a casa. Por el camino, le llamaban poderosamente la atención los indigentes que dormían en la calle. A él no le resultaban indiferentes como al resto de viandantes. Se acercaba a ellos y charlaban. Los escuchaba. Los comprendía.
Existe la idea generalizada de que los sintecho son enfermos mentales o personas que han cometido errores graves en su vida buscándose la perdición. Incluso hay que piensan que “algo mal habrán hecho”.
Pero la crisis de 2008 ya nos demostró que esto le puede suceder a cualquiera. También suele pasar que, cuanto más alto estás, más grande es la caída.
Pero también encontró directivos, arquitectos, en definitiva, profesionales cualificados que perdieron su trabajo en la crisis de 2008 y han caído en la pobreza. Cuando te dicen muchas veces “no” puede que tires la toalla.
Melquiades los miraba desde la preocupación y la compasión. El sistema ha fallado. Las autoridades hacen poco o nada para solucionar la situación. Comenzó un voluntariado.
"Al frío te acostumbras..."
Esta fue una de las muchas lecciones que recibió “de una persona cualquiera, en un parque cualquiera, en un banco cualquiera… lo que empezó siendo un voluntariado acompañando a personas sin hogar, termino siendo lo que hoy en día es este proyecto”, relata Melquiades.
Existen muchas ONGs, -organizaciones sin ánimo de lucro- pero el problema es tan grande que no hay ayuda suficiente.
¿Puedo hacer yo algo?
¿Se puede hacer algo por ayudarles? ¿Puedo hacer “yo” algo por ellos sin pasar la patata caliente a los demás?
Melquiades estudió sus posibilidades y creó la Asociación con Valores, una incubadora de empresas que permitiese prestar su apoyo a personas en riesgo de exclusión social.
Sí, hay incubadoras de empresas por todo el mundo, pero sólo acogen proyectos de éxito asegurado, emprendedor brillante y elevadas dosis de innovación.
La idea que surgió en la mente de Melquiades era diferente.
Iba a aprovechar sus conocimientos y experiencia, pero no con empresas brillantes y consolidadas. Ahora se convertiría en asesor de personas con riesgo de exclusión social que no saben cómo salir adelante, no se atreven a emprender, no tienen medios y carecen de confianza en sí mismos.
¿Cuántas personas perdieron sus ahorros en la crisis de 2008 intentando montar un negocio que acabó en puro fracaso, con deudas y frustración?
A montones.
¿Cuántos errores puede cometer un emprendedor?
Cientos.
A Melquiades le gusta recordar una de esas historias, que nos ponen en el sitio, en la realidad, en la visión de lo frágil de nuestra situación y “cómo, si la vida te da tres golpes seguidos, cualquiera de nosotros acabaría en la calle”, explica.
Una persona con la que habló había tenido una familia feliz, con dos niñas y una pequeña empresa propia que funcionaba. Un fatídico día todo eso desapareció. Cruzó una calle, despistado, fruto del estrés del trabajo, hablando por el móvil y sufrió un atropello.
“Fue el principio de una serie de desafortunados sucesos, un coma, una afectación cerebral que lo dejó postrado en cama durante años, el cierre de su empresa, la muerte de su mujer, el traslado de sus hijas a otra ciudad con sus abuelos maternos… Ninguno lo hubiéramos soportado tampoco”, asegura.
Después de todo lo sucedido “creó” su propia familia viviendo en la calle y durmiendo debajo de un puente…
Melquiades le estaba ayudando a que consiguiera una pensión por invalidez y frente a la posibilidad de alquilarse una habitación, y la insistencia para que se alquilara una con la pequeña pensión que tendría, su respuesta fue: “Tranquilo, al frío te acostumbras…”
Esta lección de vida le golpeó fuertemente. “A lo que no te acostumbras es a estar solo, era lo único que le quedaba en la vida, su familia de la calle con los que dormía cada noche.”
Cambiar una “ordenada y perfecta” visión de la vida
Del voluntariado del acompañamiento y asistencia pasó a la acción. Diez años de reflexión y lanzó su proyecto con Andrea Platero Latorre, procedente del mundo social. El cóctel perfecto: conocimientos empresariales y conocimientos del tercer sector.
Pasó de atender a personas sin techos a apoyar a los desempleados.
Su misión: Construir una economía social y sostenible, que ponga en el centro a las personas, de manera que cualquier persona en el planeta tenga una vida digna y por tanto sea libre.
Sus valores son la inclusión, la innovación, la corresponsabilidad, la trascendencia y la transparencia.
Lo que necesitan estas personas es formación, mentorización y coaching. Melquiades y Andrea se lanzaron a esta apasionante aventura en octubre de 2019. Sí, has oído bien. En vísperas de una pandemia que amenazaba a todo el planeta. El peor momento. Nadie sabía entonces lo que iba a suceder.
El programa de incubación, que se basaba en las relaciones humanas y en la presencialidad, de repente se trasladó al entorno digital y todo ello rodeado de un empeoramiento de la cifra de personas que están en riesgo de exclusión.
Ya han mentorizado a 150 personas
Sin embargo, 2021, fue el año del despegue. Van por la quinta edición del programa de incubación y han conseguido mentorizar a 150 personas.
De esta forma, nace Asociación con Valores. Ofrece formación durante tres meses a estas personas que nunca se han atrevido a ser emprendedores.
Proporciona un diseño estratégico de la empresa, formación sobre cómo llevarla y coaching para gestionar bien las emociones que puede provocar la temida aventura del emprendimiento: cómo eliminar sentimientos negativos y deseos de tirar la toalla, hacer frente a los contratiempos, resolver problemas, aumentar la moral… Intentan empoderar a las personas para que no se vengan abajo.
Al tiempo, esta asociación promueve un sentimiento de pertenencia entre los miembros del curso. Se ayudan entre sí y comparten experiencias que pueden beneficiar a otros y sugerir ideas para resolver problemas.
Distintos sectores
De la asociación con valores han salido tiendas de costura, un taller de electrificación de vehículos, una joyería de bisutería artesanal, regalos para bebés, la empresa de un payaso que enseña inteligencia emocional, una agencia inclusiva de azafatas para personas con síndrome de Down.
La mayor parte de alumnos son mujeres, migrantes, hombres de más de 50 años y desempleados de larga duración. Los que no interesan, los que han quedado fuera del mercado, los que rechaza una sociedad del descarte. En la asociación proporcionan una forma digna de ganarse la vida.
La formación es ofrecida por voluntarios que son profesionales cualificados. Enseñan validación del producto, estrategia de precios, marketing… Porque hay gente buena, muy buena, que dedica su tiempo a los demás. No salen en los medios de información tradicionales. Son héroes y tienen superpoderes. Llevan capa de invisibilidad. Profesionales del mundo empresarial con ganas de resolver problemas sociales.
Desde esta Asociación también asesoran a otras Fundaciones y ONG’s, que suelen tener estructuras muy horizontales y poca capacidad de recaudación de fondos económicos. La bondad no es el único ingrediente para hacer cosas buenas. En muchos proyectos falta la profesionalización del voluntariado.