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Reconciliación y perdón. El papa Francisco está sumando una serie de gestos simbólicos para sensibilizar sobre "la destrucción cultural y la asimilación forzada” que sufrieron los indígenas en Canadá.
Así, besó este lunes una bandera roja (sangre) larga varios metros que sirve para recordar a los más de 4 mil infantes aborígenes que fueron víctimas de abusos en antiguos colegios residenciales de Canadá.
En su segundo día de su "peregrinaje penitencial", Francisco llegó a Ermineskin, un barrio residencial ubicado en el suroeste de Edmonton, Alberta, donde rezó en silencio frente al cementerio local y escuchó y compartió con los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit.
El encuentro se dio en el territorio de la antigua escuela residencial de Ermineskin, que funcionó entre 1895 y 1975 y ahora está parcialmente demolida. En este lugar, Francisco pidió perdón por los abusos que sufrieron miles de niños indígenas que estudiaron en los colegios residenciales católicos.
En Canadá, miles de niños indígenas fueron separados de sus familias y llevados a internados dirigidos por sacerdotes y religiosas católicos desde finales del siglo XIX y hasta la década de 1990, como parte de un programa que pretendía crear una integración cultural de los nativos con la cultura blanca gobernante.
Alrededor de unos 150.000 niños fueron llevados a 139 internados administrados por la Iglesia.
El Papa que combina gesto y palabra en sus alocuciones, en esta ocasión, casi postrado del dolor, sentado en su silla de ruedas, besó con sumisión la bandera roja que tenía escritos en color blanco los nombres de 4.121 niños y niñas que fallecieron en las escuelas residenciales.
En la foto que acompaña esta nota, es posible observar al Papa tocar con sus manos un símbolo doloroso de aquello que reconoció en su primer discurso en Canadá:
"El lugar donde estamos reunidos renueva dentro de mí el profundo sentimiento de dolor y remordimiento que he sentido en los últimos meses", dijo el Papa, admitiendo el "abuso físico, verbal, psicológico y espiritual" de los niños a lo largo de décadas.
Los indígenas esperaban esas palabras del Papa. En efecto, en las imágenes vídeo es posible observar que varios de ellos bajaron los ojos, se secaron las lágrimas o se abrazaron con quienes estaban a su lado.
La bandera roja de la “vergüenza y el dolor”, parafraseando al Papa, se encuentra ubicada dentro de la capilla de Santa María de los Siete Dolores, y Francisco la besó como muestra consecuente de sus palabras anteriores; tocándola con reverencia y con los ojos cerrados, casi sollozos, en oración silente.
Francisco bendijo la bandera, la cual fue llevada por uno de los líderes de las comunidades indígenas y que representa la memoria de los sobrevivientes de las escuelas residenciales.
En su mensaje, el Papa dijo que está en Canadá “para llorar con ustedes, para mirar la tierra en silencio, para rezar junto a las tumbas”.
Desde mayo de 2021, se han descubierto más de 1.300 tumbas sin marcar en los sitios de las antiguas escuelas, lo que conmocionó a todo Canadá, que poco a poco ha comenzado a reconocer este oscuro y tortuoso capítulo de su historia.