El futbolista Carlos Tévez confirmó su retiro tras un año de reflexión. Y al argumentar su decisión, evocó la entrañable relación que lo unía con su padre, y aseguró que perdió el ánimo de jugar profesionalmente por su deceso.
"Había perdido a mi fan número uno y eso hizo que no tenga más ganas de jugar", reconoció en una entrevista con el programa Animales Sueltos.
El "padre" de Carlos Tévez, Don Segundo, falleció en febrero de 2021. Al poco tiempo, desanimado, Tévez anunció que dejaba el club que primero lo vio triunfar, Boca Juniors, al que había regresado tras su exitoso paso en el extranjero, y que se tomaría su tiempo para pensar. Y así lo hizo.
Y pese a conservar un buen estado físico, y a la insistencia de su familia, reconoció que en un cumpleaños les adelantó su decisión: "Yo tenía ocho años y era él el que me venía a ver", recordó de su padre. "Entonces dije ya está, no juego para más nadie", completó.
En realidad, era su tío
El padre biológico de Carlos Tévez murió en circunstancias violentas antes de nacer él. Su madre tenía muchas dificultades para criarlo.
Fueron sus tíos Segundo y Adriana quienes, tras el accidente con agua hirviendo que casi le cuesta la vida al bebé Carlos, del que aún hoy conserva cicatrices en el cuello, lo criaron como si fuese su propio hijo; inculcándole valores, protegiéndolo de los peligros de una difícil infancia en el muy humilde barrio de Fuerte Apache, en el Gran Buenos Aires. De Segundo, Carlos tomó el apellido.
En una entrevista hace algunos años Tévez recordaba: “Para él, yo era como un hijo propio. Y siempre me vino con la verdad. Cuando tuve conciencia de saber qué había pasado con mi papá verdadero, Segundo me agarró y me dijo 'no soy tu papá, pero sos como un hijo mío; a tu papá lo mataron antes de que nacieras. Me contó la historia verdadera. Siempre lo llamé papá. Desde que tengo conciencia, estuvo conmigo. Se puso la familia en el hombro y sacó a todos adelante”.
Albañil, Segundo inculcó en Carlos el valor por el esfuerzo y el trabajo. Según relatan los biógrafos del “Apache”, cuando éste era niño le mostraba las consecuencias de no estudiar ni trabajar en sus parientes consumidos por las adicciones y el delito, y lo impulsaba a ser distinto. Al punto que aún cuando ya perfilaba una carrera futbolística destacada, para la que nunca le dejaba faltar a un entrenamiento, le insistía en estudiar y ponía reparos a los cazatalentos. Todo incluso en contextos de suma pobreza, en los que, recuerda hoy Tévez, sus padres ni siquiera tenían para comer, y siempre priorizaban que haya algo para sus hijos.
Cuando Carlos comenzó a triunfar, tras su paso de Boca al Corinthians de Brasil, le compró una casa. Lo mismo que a varios parientes: 14 casas en total. Pero Segundo seguía volviendo a su barrio, Fuerte Apache, hasta que padeció un secuestro en 2014.
“Mi viejo seguía trabajando aunque yo ya era Tévez. (…) Un año dejó de trabajar seis meses y casi se muere. Me dijo 'entendeme, no te enojes' y volvió a laburar”, relató en la entrevista de Animales Sueltos liderada por el periodista Alejandro Fantino. También comentó que pese a estar en grandes condiciones, busca con sus hijos transmitir los mismos valores que a él le inculcaron: “A mi hija cuando me pidió el auto le dije que se pague las clases de manejo y que junte su plata para comprarse su auto. Me dijo, 'vos sos Carlos Tévez, ¿cómo no vas a poder comprarle un auto a tu hija?'. Esos son los valores, tenés que estar bien parado”.
A lo largo de 20 años de carrera, Carlos Tévez se convirtió en un ídolo popular en la Argentina. En primera división, vistió las camisetas de Boca Juniors, Corinthians, West Ham, Manchester United, Manchester City, Juventus y Shangái Shenhua de China. En ellos disputó 748 partidos y convirtió 309 goles. Junto con la selección argentina disputó dos mundiales y cuatro copas Américas.
Su entrañable vida hizo que el respeto y reconocimiento a su trayectoria, coronada con grandes laureles, trascienda los clásicos fanatismos del fútbol. En ella, de principio a fin, estuvo presente su padre Segundo.