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La reunión ha estado plagada de incertidumbre, sobre todo por la propuesta del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, de no asistir si no se invitaba a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Independientemente de la argumentación del mandatario mexicano, ni Cuba ni Venezuela ni, mucho menos, Nicaragua, iban a asistir, pero los que sí quieren llamar la atención sobre lo que está ocurriendo en esos países son los migrantes.
Hacia el norte
Tapachula es la ciudad fronteriza, en el sur de México, colindante con Guatemala, donde se han concentrado miles de migrantes provenientes de todas partes del mundo, pero, particularmente ahora de Cuba, Haití, Venezuela y Nicaragua.
Además de los migrantes del Triángulo Norte de América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador), los nuevos flujos migratorios que se dirigen al norte, a Estados Unidos, han empezado a plantear demandas que van más allá del querer cruzar al Norte para ganarse la vida.
Esta semana, bajo una intensa lluvia provocada por el primer ciclón de la temporada en el Pacífico (Agatha), una nueva caravana de migrantes salió de Tapachula, después de varias jornadas de protesta contra las autoridades migratorias mexicanas, rumbo a Estados Unidos.
Los migrantes van en busca de que los presidentes de los países que participan en la Cumbre de las Américas tengan como prioridad la discusión y el arreglo del fenómeno migratorio que se ha convertido en el principal problema del centro y el norte del continente, así como de buena parte del Caribe (Haití y Cuba).
Dios te bendiga, Tapachula
Antes de iniciar la caravana, muchos de cuyos integrantes están huyendo de Venezuela y Nicaragua víctimas de la pobreza, recorrieron las calles principales de Tapachula con carteles que decían: “Los migrantes no somos criminales. Somos trabajadores internacionales. Dios te bendiga Tapachula”.
Esta caravana es considerada la más grande desde 2019, previo a la pandemia del Covid-19. Son poco más de 6,000 sus integrantes y ha sido organizada por el colectivo Dignificación Humana.
Dos venezolanos que van en ella, Joseph (comerciante) y Nelly (auxiliar de enfermería) narran la situación de su país, lo que desean (una visa humanitaria para cruzar México) y lo que buscan (encontrar un trabajo en Estados Unidos que permita a sus familias salir de la pobreza). Joseph y Nelly lo han dejado todo. No son criminales. Son trabajadores internacionales.