El nuevo representante de la Iglesia católica en el Palacio de gobierno lleva una semana en este nuevo rol. Lo emprende en medio de una fuerte crisis social en Chile, que se destapó en octubre de 2019 y se ha visto agudizada por la pandemia del coronavirus.
El joven sacerdote de 40 años intenta por estos días acomodarse a la estructura, mientras tiene claras las propuestas que quiere realizar:
“Estoy como alumno nuevo que llega la Facultad, sin conocer nada. Me ha costado encontrar las oficinas, voy por los pasillos preguntando dónde están los ministerios, ha sido divertido esto de ir recorriendo, lo bueno es que los funcionarios han sido muy amables”.
En estos primeros días en función, el capellán de La Moneda ha sostenido un par de encuentros breves con el presidente Gabriel Boric y parte de su equipo:
“He sentido un gran apoyo de su parte, se nos invita a soñar una capellanía distinta donde debemos poner nuestro sello, en ese sentido he realizado algunas propuestas a él y su gobierno. En los ministerios que he tocado la puerta me han recibido muy bien, hay mucho ánimo de escuchar por parte de ellos. Sueño con una capellanía abierta a todas las personas, a los otros capellanes, a las comunidades, que la capilla de La Moneda sea un lugar de encuentro de los distintos grupos eclesiales y que se sientan en casa, que sea como una parroquia, donde cuando llega la gente es una alegría recibirlos”.
Agradecido por la confianza
La sencillez y cercanía del padre Nicolás son palpables fácilmente, se nota su entusiasmo y agradecimiento a la hora de compartir lo que este nuevo rol significa para él:
“Recibí el nombramiento con bastante alegría, porque representa un conjunto de confianzas muy bonitas y que agradezco profundamente. Por una parte, la del gobierno al proponerme, la de la Iglesia en aceptarme y finalmente de la Congregación en permitirme asumir esta tarea. Estar acá como cura no deja de ser extraño, ya que es muy diferente a nuestro lugar natural que son los barrios, la gente, los colegios, pero es un lugar muy bonito para vivir el Evangelio y compartir con la gente que está aquí”.
Entre las principales labores que tiene a su cargo explica: “La primera tarea que tengo consiste en acompañar pastoralmente a funcionarios de gobierno y autoridades que quieran participar de espacios que podemos ofrecer en La Moneda, donde trabaja gente muy diversa, es como un resumen del Chile actual, es un lugar muy interesante”.
El camino al sacerdocio
Antes de llegar a la vida religiosa, Nicolás Viel estudió leyes en la Universidad de Chile y se tituló de abogado. Pero fue en ese mismo camino donde se encendió la chispa que lo hizo girar en el rumbo trazado.
“Estudié en un colegio católico y fui viviendo una experiencia de fe que quería hacerse cargo de las desigualdades, al tiempo que reflexioné conscientemente sobre los privilegios y la pobreza. Me tocó vivir dos experiencias misioneras antes de entrar a la Congregación, a los 18 años con una comunidad campesina en el sur de Chile y a los 23 años en una población de la periferia de Santiago, un campamento muy marcado por el narcotráfico", indicó.
"En esas experiencias como joven universitario viví felicidades muy profundas que me hicieron cuestionar mi vida y vocación, porque al final se trata de hacer lo que te hace hondamente feliz y me di cuenta que algunas de esas vivencias conectaban con esa felicidad más profunda", señaló.
"Tuve un discernimiento, desarmé el proyecto de vida qué tenía hasta esa fecha y luego decidí ingresar a la Congregación donde me sentí muy en casa. Llevo 15 años como religioso y cuatro de cura lo que ha sido un verdadero viaje por distintos lugares, comunidades y rostros. Hasta ahora he vivido un ministerio muy intenso, hermoso y cerca de la gente”, indicó.
Los desafíos como capellán
En el Palacio de La Moneda, el padre Viel comparte con los capellanes que representan a la iglesia Evangélica y el credo judío:
“Estamos iniciando nuestro camino de conocernos, de aprender unos de otros y preguntarnos desde los distintos caminos religiosos cuáles pueden ser los signos de comunión que nos unan y podamos así celebrar algunos actos ecuménicos e interreligiosos”.
Al reflexionar sobre la crisis social que vive Chile y el rol que puede tener dentro de La Moneda, el padre de los Sagrados Corazones responde:
“Es importante reconocer que hemos vivido fracturas muy profundas como país y que estamos en tiempo de reconstrucción. Si bien esto genera mucha incertidumbre, es importante invitar a todos los creyentes a que puedan ver el futuro con esperanza y confiar en los caminos que el país va haciendo, confiar en las comunidades, en las organizaciones sociales porque de a poco podremos irnos reencontrando nuevamente”.