Voy a abrir un melón a sabiendas de que me meto en terreno pedregoso: el papel de las mascotas y animales de compañía en la sociedad actual.
Vaya dicho por delante que desde pequeña he convivido con animales de todo tipo, los cuales han sido cuidados dignamente y han alegrado mi infancia. Sin duda puedo decir que con ellos he aprendido. Sin embargo, últimamente, me preocupa que se hable en ciertos términos como “familia multiespecie” en la que los animales de compañía cuentan como si fueran un hijo. Desgraciadamente, esta corriente va en aumento.
Sacan al animal fuera de su realidad para llevarlo a un estatus que no le corresponde: el de ser humano.
Hace tiempo, oí repetir a Mons. José Ignacio Munilla una máxima de Chesterton: «Quitad lo sobrenatural, y no encontraréis lo natural, sino lo antinatural”. Antinatural es el cuidado excesivo a los animales, con fiestas de cumpleaños caninas, vacaciones en hoteles caninos, paseos en carritos de bebés y otra serie de acciones que sacan al animal fuera de su realidad para llevarlo a un estatus que no le corresponde: el de ser humano.