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Estoy presa y soy catequista de mis compañeras, una propuesta inédita en Chile

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Ingrid Saavedra T. - Aleteia Chile - publicado el 26/05/22
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“Soy católica y realicé mi Confirmación acá, pero sentí que quería más, me veo cuando salga en libertad preparando a niños, jóvenes y padres, estar con la gente y realizar un servicio para otros”, expresa a Aleteia Monserrat Morales, una de las cinco internas del Centro Penitenciario Femenino (CPF) de Santiago que será preparada como catequista.

Por primera vez en la historia de Chile, un grupo de privadas de libertad realizará la preparación para ser catequistas de sus compañeras, con el sueño de cumplir esta labor cuando salgan en libertad.  

Para muchas reclusas el acercarse a Dios y recibir los sacramentos les ha devuelto la fe en que si pueden soñar con una vida nueva. En el marco del Día del Catequista celebrado el 22 de mayo, quisimos recoger esta hermosa historia que se teje en el CPF.

Las duras restricciones que trajo la pandemia del COVID-19 golpearon con mayor crudeza a las internas, quienes se vieron impedidas de compartir con sus familias y seres queridos por meses interminables. Por ello, el 2021 trajo un respiro cuando se autorizó a que se retomara el trabajo de preparación para recibir los sacramentos.

“En la cárcel no se puede mostrar debilidad, fragilidad, se vive con constantes caretas, demostrando fuerza, entonces la catequesis, es el espacio que tienen para conectarse con lo que sienten de verdad y pueden manifestarlo, compartiendo sus historias de vida, las cuales están llenas de dolor”, comenta Francisco Mera, agente pastoral penitenciario quien inició la labor de catequista de las internas durante la pandemia.

Es así como 15 mujeres recibieron sus sacramentos el año pasado, de las cuales cinco solicitaron la preparación para ser catequistas de sus compañeras, con la mirada en seguir cumpliendo esta labor cuando salgan en libertad y puedan así tener un espacio de reinserción y aporte a la comunidad.

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Siento que es una misión

Monserrat Morales tiene 30 años, es madre de dos hijas de 13 y 6 años y le quedan ocho años para cumplir su condena: “Soy católica y realicé mi confirmación acá, para mí ha significado mucho ya que en lo personal siento que el acercarme a Dios  le da más sentido a la vida y me aleja de las tentaciones”. 

Sobre la posibilidad de convertirse en catequista expresa: “Sentí que quería más, que tengo una misión y pienso que con esto podré preparar a niños, jóvenes y los padres para la Primera Comunión o la Confirmación, estar cerca de la gente, prestar servicio a otros. Me imagino ir a la iglesia con mis hijas cuando salga y ellas están contentas con esto. También algunas compañeras han manifestado interés en acercarse a Dios y conocer lo que vamos a realizar”. 

Un primer encuentro con Dios

Mera es también diacono y en el largo camino de acompañamiento a privados de libertad ha visto cómo es el proceso de conversión:

“En la cárcel en particular ocurre que el privado de libertad pide que quiere recibir los sacramentos ya sea del Bautismo, Primera Comunión o Confirmación, nace de la reflexión, del dolor que viven. Se genera la inquietud por acercarse a Dios, para muchas personas es el primer encuentro con él. Comienzan a rezar por las noches y descubren este nuevo camino de paz y reconciliación”.  

“Me conmovió el corazón cuando las chiquillas me dijeron que quieren ser catequistas. Uno de los periodos más duros es cuando ellas salen libres con el deseo genuino de cambiar de vida y soportar la presión de la realidad, requiere de una fortaleza espiritual muy grande, por eso es tan importante”, comenta Francisco.

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Padre Nuestro: Sabemos que contamos contigo

La catequesis en el CPF ha sido un pilar muy importante, de ahí nació una nueva y reparadora versión del Padre Nuestro y también surgió la letra de una canción  en plena pandemia, que quiso dar cuenta de cuál es el sueño que tienen estas mujeres privadas de libertad. 

De eso nos da cuenta Margarita Saavedra, quien trabaja en la Fundación Mujer Levántate,  otra de las catequistas  de este grupo de internas quien comenta: “Hay algo que se vive en la cárcel y que marca la diferencia. Es una fe muy clara en las internas que se palpa, se siente, arde en su corazón. Pese a que están privadas de libertad y arrastran historias de mucho dolor, viven un proceso de acercamiento con Dios y saben que él las acompaña”.

“Estábamos en una celebración después que un grupo recibiera los sacramentos, cuando algunas manifestaron su intención de que les gustaría ser catequistas de sus compañeras, entregar lo que ellas mismas han vivido, cómo el paso de Dios ha marcado sus vidas y cómo pueden entregar ese testimonio a otras mujeres. Quien mejor que ellas para realizar esta labor”, señala.

La preparación de este nuevo grupo de catequistas se iniciará la próxima semana, en un nuevo y hermoso camino de redención, que para estas cinco mujeres representa una luz en medio de tanta oscuridad.

Padre Nuestro en el CPF

Padre Nuestro, que estás en el cielo. Somos tus hijas, eres Papá y Mamá

de todos y todas. No queremos ser egoístas.

Santificado sea tu Nombre. Qué la luz de tu presencia, no se apague en

nuestras vidas.

Venga a nosotras tu Reino. Para que seamos dóciles y nos mantengamos

cerca de ti.

Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Que podamos acercarnos

cada día más a ti para que seamos plenamente felices.

Danos hoy nuestro pan de cada día. Que podamos descubrir y cuidar lo

esencial y lo importante en nuestras vidas.

Perdona nuestras ofensas, como también nosotras perdonamos a los que

nos ofenden. Danos la fuerza para vivir cada día libre de tristezas y enojos

que aprietan nuestro corazón.

No nos dejes caer en la tentación. La tentación no viene de Ti. Somos

débiles, ayúdanos a descubrirte cuando pensemos en recaer.

Y líbranos del mal. Libéranos de todo lo que nos impide ser felices: Lo

pasado, lo presente y lo futuro.

Amén. Sabemos que contamos contigo.

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