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“Apoyar a los inmigrantes no es ideología, es fe católica”

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Inma Álvarez - publicado el 05/05/22
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Habla a Aleteia Roberto Navarro, Director senior de US Church Engagement de Catholic Relief Services

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El 27 de abril, más de 400 líderes católicos hispanos fueron al Capitolio a abogar ante sus representantes, tanto demócratas como republicanos, por una reforma de la ley migratoria que ponga fin a la situación de inestabilidad de los migrantes acogidos a DACA y TPS.

Lo que quizás muchos no saben es que esta acción ha sido posible gracias al apoyo de Catholic Relief Services (CRS), la organización humanitaria internacional de la Conferencia Episcopal Estadounidense.

CRS lleva años en esta actuación de abogacía dentro del país; pero al mismo tiempo, fuera de EE.UU., trabaja con los inmigrantes en dos áreas. Por un lado, ayuda a los migrantes durante el trayecto para que no caigan en manos de coyotes y narcotraficantes. Por otro, ayuda a los países de origen para afrontar las causas de la migración y evitar que las personas se vean obligadas a irse de sus hogares.

Hablamos con Roberto Navarro, Director senior de US Church Engagement dentro de CRS.

– ¿Puede explicarnos por qué este acto celebrado en el Capitolio es un punto importante para los hispanos y para el catolicismo en los Estados Unidos?

Creo que esto es un punto muy, muy importante, porque es algo que se ha ido construyendo a través de los años. Desde hace más o menos cinco o seis años, se está poniendo énfasis en asegurarnos que los católicos de Estados Unidos estaban preparados para poder alzar sus voces proféticas ante el gobierno por esta problemática de la inmigración.

Fue un día histórico, porque 400 líderes hispanos de todo el país fueron a alzar sus voces para hablar sobre la necesidad de una reforma migratoria. Sino que también hablaron sobre los factores de empuje, la razón por las cuales los inmigrantes vienen a este país.

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Sabemos que los inmigrantes hoy vienen a causa de la violencia, de la situación económica y también por el cambio climático, que ha afectado mucho sus estructuras en las últimas décadas.

Ha sido histórico porque cada uno de los 400 líderes que fueron traían detrás de ellos una red grande de personas. Podríamos pensar que 400 son pocos, pero cada uno representaba a grupos y comunidades con miles o cientos de miles de personas detrás de ellos.

Muchas personas en Occidente piensan que temas como la ecología o la inmigración, forman parte de una agenda ideológica, y que el Papa es cómplice de ella. Para quien trabaja en los países de procedencia de los migrantes, como Catholic Relief Service, esto no es así. ¿Puede explicar por qué?

El cambio climático, generalmente, para países como los Estados Unidos no es un "problema", tenemos acceso a comodidades, no sufrimos los efectos de tener calor o tener frío. Todavía podemos recibir nuestra comida, comprar lo que necesitamos.

Muchas veces no entendemos el impacto que tiene el cambio climático en el mundo en este momento y obviamente, para las personas que son más pobres y vulnerables, que dependen de la lluvia, que dependen de la tierra, que dependen de las temporadas donde pueden sembrar y cultivar. No entendemos su desesperación cuando ya no llueve donde antes llovía.

Es como un efecto dominó, porque al no tener medios para alimentarse o para vender productos, la lucha por la supervivencia es un factor que hace incrementar la violencia. Y la gente, para poder vivir, se ve obligada a huir de sus lugares de origen.

Hoy, aproximadamente un tercio de la tierra agrícola en Centroamérica ya no es cultivable por los efectos del cambio climático, y también por usar metodologías de agricultura inapropiadas. El impacto que tiene el cambio climático siempre va a ser muchísimo más fuerte en las personas que viven del campo. Se han secado ríos en Colombia. Y las temporadas de lluvia han experimentado cambios enormes, como también hemos notado en nuestros países ricos. La diferencia es que yo puedo estar dentro de mi casa, y puedo cambiar la temperatura de acuerdo a lo que necesito. Pero millones de personas no tienen esta posibilidad.

En la cultura de Estados Unidos hay todavía una visión del mexicano que emigraba hace décadas porque quería tener una vida más cómoda o mejor. Pero la nueva inmigración es muy distinta, el perfil de inmigrante ha cambiado. Por ejemplo, el venezolano no emigraba y ahora han salido millones de su país.

Sí, sí. Yo, por ejemplo, soy inmigrante, o sea, yo vine a Estados Unidos desde México precisamente para mejorar a nivel económico. Pero ahora la realidad es que ahora se emigra por la violencia, por el cambio climático y el punto económico.

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La cuestión es, ¿cómo nos ponemos nosotros en los pies de las personas que vienen? Yo he tenido la oportunidad de visitar México y El Salvador, y me he preguntado muchas veces cómo un padre o una madre manda a sus hijos solos a un viaje tan peligroso. Parece inhumano, ¿verdad?, que un padre haga eso a sus hijos.

Pero cuando uno platica con las personas de esos lugares te dicen aquí en este país, con la violencia, con la falta de trabajo, la economía como está, mis hijos van a morir. Pero si viajan a otro país o a Estados Unidos, podrían morir, pero hay una esperanza de que se salven.

Entonces, si yo me pongo en los zapatos de esas personas a través de las historias y reconozco que si tuvieran lo que necesitan en su país, no estarían aquí. Vienen porque es insoportable la violencia y la miseria. No hay manera de sobrevivir.

Entonces la inmigración ha cambiado. Y no solamente desde el punto de vista de Centroamérica, sino en todo el mundo. No importa de dónde, en Ucrania, o en Afganistán. Cuando les preguntas, ¿por qué te vas? Se van huyendo de la violencia, para sobrevivir, pero si pudieran no lo harían.

Yo estaba en El Salvador y siempre hacía esta pregunta a la gente: ¿por qué envías a los niños solos a EE.UU.? ¿Es que no te importa que mueran?

Y una mujer me dijo: Yo tengo una hija y dos hijos y pagamos para protegerlos, para que las pandillas no los recluten. Tengo una sobrina, hace un mes vinieron los miembros de la pandilla y le dijeron a mi hermano: Tu hija ha sido elegida como nuestra princesa. Eso quiere decir que se la llevan, la van a violar y luego va a estar en drogas y todo eso.

Entonces me dijo: yo tengo una hija. Si mi hija se queda aquí, va a llegar al punto en que me van subiendo las cuotas que ya no puedo pagar y entonces mi hija de seguro va a sufrir, va a morir. Mi opción es: la mando a Estados Unidos. Es verdad que en el camino puede ser violada, puede que la maten, pero tengo una esperanza de que sí va a llegar, tiene una posibilidad de ser feliz y hacer su vida. Si se queda aquí no la tiene.

Yo, escuchándola, pensaba en mis cuatro hijos y mi hija. Si yo estuviera viviendo eso y esta fuera mi opción, seguro que haría lo mismo por mi hija. Cuando escuchas esto, cambia completamente tu perspectiva.

Como católicos, tenemos la oportunidad y necesidad de compartir las historias de estas personas. Estamos llamados a ser los pies y las manos de Cristo en el mundo. No es suficiente con estar sentados, venir a misa y ser hermanos, ¿no? Nos llenamos del Cuerpo de Cristo. Hay que salir y ser el cuerpo, cuerpo de Cristo para los demás. En nuestras posiciones como líderes tenemos una responsabilidad de llevar al pueblo de Dios a luchar por lo que Dios nos llama, a vivir los valores del Evangelio, aunque a veces nos duela.

Y luego otro tema importante Catholic Relief Services está haciendo un grandísimo esfuerzo en Centroamérica, sobre todo, pero también en los países bolivarianos, en atacar las causas de la emigración desde el origen.

Esto es lo que nosotros le llamamos los factores de empuje: cambiamos estructuras en el país para combatir el efecto del cambio climático, mediante la educación y varias cosas. Les ayudamos con técnicas de cultivos y otros recursos. Tenemos programas sobre construcción de paz.

Lo que hacemos es tratar de respetar la dignidad de la persona, porque nuestra fe nos lo pide, todos tenemos el derecho de tener lo que necesitamos para vivir como hijos e hijas de Dios. Entonces, en los países de origen tratamos de enfocarnos en cambiar estructuras. Aquí en Estados Unidos, pedimos a nuestros senadores y a nuestros representantes que apoyen proyectos de ley que incrementan la ayuda en el extranjero, precisamente para ayudar incrementar los programas de apoyo, para reducir los factores de empuje, que son las razones por las que los inmigrantes vienen a este país. Como dije anteriormente, hemos tenido un proceso de muchos años trabajando con la comunidad hispana en este sentido.

En estos momentos, un 42 o más por ciento de los católicos en Estados Unidos son de origen hispano; y si vemos las edades, de 16 para abajo somos el 62%. Tenemos mucha más capacidad de influencia de la que imaginamos. Tenemos una responsabilidad de abogar por las necesidades de los demás de acuerdo a los valores del Evangelio y de nuestra fe. Y uno de esos obviamente es la reforma migratoria.

Y este proceso de abogacía, según ustedes, está arraigado en la Doctrina Social de la Iglesia, no en una visión ideológica.

Exactamente, nosotros a veces decimos en Estados Unidos que la Doctrina Social de la Iglesia es el secreto mejor guardado del mundo. Hacer oración, ir a Misa, los sacramentos es importante, pero nosotros somos también los pies y las manos de Dios en el mundo y somos llamados a tomar acción.

La doctrina social de la Iglesia es muy importante, es algo que mucha gente en realidad no conoce. Y parte de este proceso es una conexión, especialmente para nosotros que venimos de muchos países en Latinoamérica, donde quizás el punto político no se conectaba y pensábamos que no podíamos tener influencia. Venimos con una mentalidad de que no es posible el cambio.

Este país, a pesar de todas las situaciones que hay, sí hay posibilidad de cambios, porque podemos ver que a través de nuestras llamadas, de nuestras visitas, en realidad podemos cambiar la mentalidad de muchos de estos representantes.

El punto principal de la Doctrina Social de la Iglesia y de los principios es la dignidad de la persona humana. Ese es el primer principio. Estamos buscando que las personas tengan lo que merecen, lo que Dios creó. Tenemos una voz, somos llamados a usar esa voz para acompañar a otros. No me gusta mucho decir que tenemos que dar voz a los que no tienen, porque sí tienen voz. Tenemos que abrir el espacio para traer su mensaje a un lugar donde quizás aún no llega.

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