El papa Francisco denunció hoy “la radicalización gnóstica”, que se difunde en nuestros días, especialmente entre los jóvenes.
El Papa alertó sobre la tentación de ver la fe como una cosa de “viejos”, algo inútil e incluso nocivo para la propia existencia; herejía o tentación que está en aumento.
En la audiencia general del miércoles, 4 de mayo, en la Plaza de San Pedro, el Papa advirtió sobre la “tentación de separar la fe y la vida”, una práctica agnóstica “que ridiculiza” la fe, de forma negativa o margina a quien practica la fe”.
Imágenes de la audiencia con el Papa (Galería)
“Frente a esto, estamos llamados a testimoniar que la fe no es algo reservado a una etapa de la vida, sino una bendición para todos, un don" para siempre.
“El honor de la fe se encuentra periódicamente bajo la presión, también violenta, de la cultura de los dominadores, que trata de envilecerla tratándola como un hallazgo arqueológico, vieja superstición, terquedad anacrónica”, afirmó.
El Papa ha continuando el ciclo de catequesis sobre la vejez. Y centró su reflexión en el tema: Eleazar, coherencia de la fe, herencia del honor. (Lectura: 2 Mac 6,18.23-25).
El credo no es para viejos
El Papa lamentó que la fe pueda ser vista “como un conjunto de comportamiento que, si es necesario, pueden ser simulados o disimulados”, sin importancia para la vida. “La fe es otra cosa”, afirmó.
El problema - insistió - “es que la radicalización gnóstica de esta verdad, anula el realismo de la fe cristiana”. Entonces, el Papa dijo- sin mirar las hojas en sus manos-que “la fe cristiana es realista, la fe cristiana no es solo decir el credo, es pensar el credo, es sentir el credo, y hacer el credo, obrar con las manos”.
El Papa sostuvo, por el contrario, que esta propuesta agnóstica fingirá: ‘lo importante es que tú dentro tengas espiritualidad y hagas todo lo que quieras’. “Y esto no es cristiano, es la primera herejía de los agnósticos que está muy de moda aquí en estos momentos, en tantos centros de espiritualidad y así por el estilo”.
La coherencia de la fe en los ancianos
En este sentido, el Papa depositó su confianza en los ancianos: No cambiaremos la fe por unos cuantos días tranquilos, coherentes hasta el final. Demostraremos, con mucha humildad y firmeza, precisamente en nuestra vejez, que creer no es algo “de ancianos”. No. Es algo de vida. Creer en el Espíritu Santo. Y el Espíritu Santo, que hace nuevas todas las cosas, con gusto nos ayudará”.
Luego, el Papa de 85 años, se puso del lado de sus coetáneos: “Queridos hermanos y hermanas ancianos, por no decir viejos. Pertenecemos al mismo gremio o grupo. Por favor, miremos a los jóvenes, ellos nos miran. No se olviden esto”.
Entonces, el Papa recordó la película “I bambini ci guardano" (los niños nos miran) que es una película de Victorio de Sica del 1944, en la que se cuenta el drama familiar de un niño que ve dividida a su familia. “Nosotros podemos decir lo mismo: los niños nos miran y nuestra coherencia puede abrir un camino bellísimo para los jóvenes. La hipocresía, en cambio, hará mucho daño a los jóvenes. Recemos por todos los ancianos”.
La salud del Papa
El Pontífice pidió disculpas a los fieles porque no podía ponerse de pie para saludarles y lo haría sentado, así lo hizo también con los prelados que en el tradicional ‘besa manos’ se acercaron a él después de la audiencia.
Francisco ayer se sometió a una “infiltración” de rodilla para aliviar el dolor que padece y que lo ha obligado a cancelar o modificar algunas reuniones programadas.
El lunes transfirió sus audiencias a casa Santa Marta, la residencia donde vive en el Vaticano, y no en el Palacio Apostólico, donde acostumbra a recibir a los participantes de las audiencias privadas.
Igualmente, desde el papamóvil, sentado en una silla blanca, el Papa ha dado varias vueltas en los corredores de la Plaza de San Pedro para saludar a los grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.