Para gran cantidad de estudiosos de la historia del conflicto civil que enlutó a la República de El Salvador por doce largos años (del 15 de octubre de 1980 al 18 de enero de 1992), el asesinato de San Romero a manos de un Escuadrón de la Muerte fue el que prendió la mecha de la guerra que dejó cerca de 75,000 muertos (la mayoría civiles), 550,000 desplazados internos y 500,000 refugiados en otros países.
Si la muerte de san Romero motivó un conflicto, ¿su intercesión no podría ser eficaz para acabar con otra guerra, la de Ucrania, que además de la muerte de cientos de civiles inocentes, pone en peligro la de por sí precaria estabilidad mundial?
Las palabras del cardenal Rosa y la última homilía de san Romero
Gregorio Rosa Chávez era un sacerdote de 37 años cuando mataron a su padre espiritual, amigo y confidente, el arzobispo Romero. Desde entonces hasta la actualidad acompaña su memoria y ha sido uno de los principales promotores de su canonización.
Hoy tiene 79 años, es obispo auxiliar de San Salvador y cardenal nombrado por el Papa Francisco.
Al preguntarle cuál sería la propuesta de san Romero en estos momentos de guerra en Ucrania, el cardenal Rosa Chávez recordó la penúltima homilía de san Romero, aquella anterior a la que pronunció minutos antes de ser asesinado por un comando que entró a la Capilla del Hospital de la Divina Providencia (conocido como “el Hospitalito”) y le disparó a mansalva.
Según el cardenal salvadoreño en su penúltima homilía, san Romero desarrolló tres pensamientos “la dignidad de la persona es lo primero que urge liberar, Dios quiere salvar a todo el pueblo y la trascendencia da a la liberación su verdadera y definitiva dimensión… Cristo sigue presente en la Iglesia, que es él Cuerpo de Cristo en la historia”.
Las últimas de san Romero en "el Hospitalito" así lo atestiguan: “Que este cuerpo inmolado y esta sangre sacrificada por los humanos también nos alimente, para que podamos entregar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí mismo, sino para impartir nociones de justicia y paz a nuestro pueblo”.
Orar por su intercesión en la guerra que devasta a Ucrania
Quien fue más lejos en este tema fue el obispo auxiliar de Washington, Mario E. Dorsonville. En la Misa de conmemoración de la muerte de san Romero, celebrada en la Universidad Católica de América en Washington, pidió a los estudiantes de dicha institución que oren por la intercesión del santo salvadoreño en los países en guerra. Especialmente en Ucrania.
El obispo Dorsonville recordó que el día antes de que lo mataran, monseñor Romero había suplicado a los soldados del Ejército salvadoreño que dejaran de participar en la violencia, en particular en la violencia y la muerte contra los civiles, mientras la guerra en el país centroamericano comenzaba.
"Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los hombres del ejército y, en concreto, a las bases de la Guardia Nacional, de la policía, de los cuarteles. Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus mismos hermanos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre debe prevalecer la ley de Dios que dice 'No matarás'", dijo san Romero en su penúltima homilía.
“¿Qué diría san Óscar Romero si viviera hoy?”, se preguntó el obispo Dorsonville. Aunque las circunstancias son diferentes, “no cambiarían mucho sus palabras, porque siguió y defendió el mensaje del Evangelio que va en contra del tipo de matanza que está sucediendo en Ucrania”.
Por ello, por su valor profético y su martirio: “san Romero, ruega por la paz en Ucrania”.