Con enorme entusiasmo y alegría los jóvenes malteses han esperado el saludo del Papa Francisco en la Plaza san Jorge, que se encuentra frente al Palacio Presidencial en La Valeta.
No sólo era la alegría de los miles de jóvenes. También lo esperaba a la salida un grupo de niños con diferentes capacidades.
Entre ellos estaba Yana con su papá Matthew Borg, que esperaban con ilusión el saludo del Santo Padre.
Ha contado a Aleteia de sus esperanzas para que llegue un poco de paz. Ya se sufrió mucho con la pandemia, explica, y ahora observamos con preocupación una guerra que no es indiferente a nadie.
Matthew confía en que el Papa sea un intermediario, y confía también en su amor por las familias y el pueblo maltés.
Nos contó la historia de Yana. La pequeña nació prematura y mientras la tenían en la incubadora en la sala de neonatología, sin querer tocaron su columna vertebral con una aguja mientras le administraban una medicación. Al momento Yana quedó paralizada de la cintura para abajo.
"Lo importante de la vida no es solo caminar"
"Sí, al principio fueron tiempos muy duros", reconoce Matthew, pero al ir creciendo Yana, viendo su dulce sonrisa, se dio cuenta de que "lo importante de la vida no es sólo poder caminar, sino la vida misma".
También encontramos a Beatriz, una mujer argentina que vive en Malta desde hace 12 años. Como a Matthew, también le preocupa los tiempos que estamos viviendo y anhela que el Papa pueda intervenir por esa paz tanto deseada.
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