La selección ecuatoriana de fútbol pudo celebrar con su público la obtención de una plaza para disputar el próximo Mundial que se jugará en noviembre en Catar. Detrás de este logro, el técnico de origen argentino Gustavo Alfaro. En este caso, el hombre que ayudó a Ecuador a disputar el cuarto Mundial de su historia y quien en las últimas horas volvió a ser noticia por su discurso motivador.
Las palabras de Alfaro acontecieron tras el empate contra Argentina, pero dejaron de manifiesto una capacidad de liderazgo y empatía, parte de la explicación de por qué Ecuador logró la tan ansiada clasificación.
Rodeado de sus jugadores, Alfaro reconoció que está viviendo uno de los momentos más felices de su vida. Y haciendo referencia a los jugadores continuó:
“Le pido a Dios lucidez y serenidad”
Alfaro no ha estado exento de críticas desde que asumió la dirección técnica de Ecuador, algo habitual cuando los resultados no son los más esperados. No obstante, más allá de lo coyuntural o deportivo, Alfaro siempre recibe elogios por su profesionalidad.
Incluso, en 2020, cuando fue entrevistado por un medio ecuatoriano, no ocultó que es un hombre de fe. Ahí realizó la siguiente confesión con respecto a su trabajo: “Le pido a Dios por lucidez y serenidad para tomar decisiones”.
Hoy Alfaro, ese hombre que también tiene a Dios en su horizonte, vuelve a ser noticia. Pero esta vez no solo por haber puesto a Ecuador una vez más en un Mundial, sino, principalmente, por tocar la fibra de sus dirigidos con palabras cargadas de emoción y elevación del espíritu.
Tal vez no haya sido el discurso más sereno de Alfaro, pero su lucidez sí que quedó intacta.