En estos tiempos de huidas, éxodos y migraciones, la fe es compañía, protección y, sobre todo, parte de un equipaje indispensable
Las razones y la manera como la gente migra es un tema complejo y ciertamente variado. Lo común es la compañía de la fe para quienes creen. Es lo que ha constatado el P. Enrique Yánez, párroco en Caracas, un joven sacerdote que se ha hecho cargo de una comunidad al este de la ciudad en un municipio colindante con el sector más populoso de la capital, Petare, famoso por ser el conglomerado humano más extenso del continente.

Sus barrios suben y bajan cerros, serpentean por la urbe y coleccionan historias dignas de contar. Se dice que su tamaño alcanza al de un estado completo del el país. Acaba de ser designada diócesis y consagrado su obispo.