En la página web oficial de los testigos de Jehová, poco tiempo después de comenzar la guerra rusa contra Ucrania se publicó en multitud de idiomas un artículo titulado “Rusia invade Ucrania”. Hasta aquí, todo normal, ya que se trata del acontecimiento que en estos días estremece al mundo entero.
Pero el subtítulo es muy significativo: “¿Se están cumpliendo las profecías de la Biblia?”.
Por lo que se ve, los testigos de Jehová han aprovechado el conflicto bélico para “recordar” a sus adeptos y a todo el mundo que ya llegan los últimos tiempos… otra vez.
Las guerras actuales, cumplimiento de la profecía
Bajo un titular que parece responder a la objetividad de los hechos (“Rusia invade Ucrania”) encontramos enseguida el reclamo típico de una secta de origen cristiano bien conocida –desde su origen en EE.UU. en el siglo XIX– por su insistencia en la cercanía del fin de los tiempos. Efectivamente, leemos: “Según la Biblia, ¿qué importancia tienen sucesos como este?”.
Y la respuesta viene determinada por los textos bíblicos que insisten en los signos de los tiempos finales de la humanidad: las palabras de Jesús en el discurso escatológico que recoge el evangelio de Mateo, las profecías de Daniel en el Antiguo Testamento y –cómo no– el Apocalipsis.
Los testigos de Jehová recuerdan que tanto el último libro de la Sagrada Escritura como la predicación de Jesucristo se refieren a los conflictos bélicos como signos de la cercanía del fin. De hecho, afirman que “las guerras de hoy en día cumplen la profecía de Jesús que está en la Biblia” y que “las guerras de ahora encajan con esta profecía”, aludiendo al Apocalipsis.
Pero llegan a ser más concretos todavía cuando citan Dn 11, 25-45, un texto que narra la rivalidad entre el rey del Norte y el rey del Sur, y cuya lectura actual por parte de la secta –curiosa, muy curiosa, teniendo en cuenta que fue un libro escrito en el siglo II a.C.– es la siguiente: “a Rusia y sus aliados se les identifica como el rey del norte”.
Y concluyen asegurando que “nos espera un futuro mejor”, ya que Dios acabará con las guerras y logrará la paz mundial. Pero para ello será necesario que llegue el Armagedón, que “no es un conflicto entre naciones, como el que estamos viendo ahora”, sino una “guerra futura” en la que Dios será protagonista. Por supuesto, piensan que sólo ellos, los testigos de Jehová, ofrecen esperanza, ya que “anuncian la solución a los problemas de la humanidad, incluida la guerra”.
Así lo explica un ex adepto
Hemos querido preguntar a Israel Flórez, presidente de la Asociación Española de Víctimas de los Testigos de Jehová, por esta lectura de la situación mundial con los ojos de la secta y cómo se vive internamente. Y nos explica que el propósito de la organización es “mantener esa mecha encendida”, afianzando en sus adeptos “el estudio de contenidos como éste que se acaba de publicar, en torno a los libros bíblicos de Daniel y Apocalipsis”.
Este antiguo testigo de Jehová ofrece las claves de interpretación que maneja la organización que lo sometió gran parte de su vida: “se refieren a la antigua Unión Soviética como ‘el rey del Norte’, así como llaman a la Iglesia católica ‘la Gran Ramera’ y a la ONU ‘la Gran Bestia’, etc. Siempre estaban estudiando las mismas cosas desde distintos puntos de vista para mantenernos entretenidos, hacernos perder el tiempo y, en definitiva, controlar nuestra mente”.
Y, en el horizonte, “recordarnos que el Armagedón, el día de Jehová, está muy cerca”. Pero, como recuerda Flórez, “nunca llegaba. Siempre nos decían que antes de que pasaran cien años desde 1914” (ya que se trata de una fecha muy importante en el imaginario de la secta). Ahora comenta irónicamente: “estamos en 2021. Está claro que ha pasado más de un siglo y aquí no ha pasado nada”.
Falsos profetas
“Cuando decían que el rey del Norte –es decir, la Unión Soviética– iba a destruir al rey del Sur –Estados Unidos–, llegó la caída del Muro de Berlín y la profecía se desmoronó… y así con un montón de episodios históricos. Todo esto sirve para mantener a los testigos de Jehová ocupados, sin dejarles pensar ni estudiar otros contenidos”, reitera.
Para las enseñanzas oficiales de la secta, “el siglo XX ha sido el peor siglo de la historia”, y por eso han insistido en la proximidad del fin de los tiempos, con lo que trae consigo en la vida cotidiana de los seguidores, como recuerda Israel Flórez: “¿para qué van a estudiar en la universidad? ¿Para qué mejorar el puesto de trabajo, si todo lo que nos rodea va a ser destruido? Si el fin está tan cerca y quieren ganarse la aprobación de Dios, lo mejor es predicar muchas horas al mes, asistir a reuniones… Yo calculaba unas 150 horas al mes dedicadas al grupo”.
No duda en llamar a los testigos de Jehová “falsos profetas”, por la sencilla razón de que “desde sus inicios, cuando nacieron con el nombre primero de Estudiantes de la Biblia, no han hecho otra cosa que dar profecías falsas, como la de 1914”. La guerra de Ucrania es ahora la excusa para “recuperar todo esto del rey del Norte y el rey del Sur, que parecía olvidado desde hace dos décadas”.
Adoctrinamiento e histeria colectiva
En conversación con otro ex adepto español, Gerson Alonso, que perteneció al movimiento desde su nacimiento, éste recuerda los grandes conflictos bélicos desde su infancia (en el Golfo Pérsico, los Balcanes, Irak y Afganistán…) y cómo se vivieron a nivel comunitario, para afirmar que “los testigos de Jehová son muy ‘ventajistas’, es decir, aprovechan cualquier circunstancia especial –una guerra, un atentado enorme– para usarla en el adoctrinamiento, sobre todo para tener atemorizados a los adeptos”.
Y pone un ejemplo muy concreto y significativo: el del atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001. “Ese día, yo tenía una reunión de los testigos, y lo primero que nos dijo el que llevaba esa reunión es que aquello no era nada, que veríamos cosas mayores, que esto ya era el inicio del fin”. De manera que “en esas situaciones, entre los testigos de Jehová se crea una especie de histeria colectiva”.
Se trata, en definitiva, de “meter más miedo a los miembros, de forma que se enrocan en sus posiciones y se vuelven mucho más radicales que en circunstancias normales”. Así, en los momentos convulsos y difíciles “los líderes de los testigos de Jehová saben utilizar muy bien estos acontecimientos para inducir miedo en sus adeptos, hacerlos temerosos y convertirlos en ‘ovejitas’ mansas”, según Gerson.
Además, un instrumento de proselitismo
Este ex adepto aclara que un acontecimiento como la guerra de Ucrania no sólo tiene esa funcionalidad interna, sino que sirve a los miembros de la secta para la captación: “cuando el testigo de a pie va a predicar (ya sea por la calle o de casa en casa, como era su costumbre, o ahora enviando cartas o emails por la situación de pandemia), siempre utiliza estos asuntos para meterle miedo a la gente”.
De manera que “ese miedo que inculca el Cuerpo Gobernante [la cúpula directiva de la secta, con sede en el estado de Nueva York] en los adeptos, éstos lo usan para captar a otras personas. Son acontecimientos ciertamente desagradables y que nos dan miedo y nos preocupan, y los testigos saben que pueden encontrar a gente muy temerosa y vulnerable”.