Papa Francisco ha pedido al cardenal Parolin de hacer lo posible desde los canales diplomáticos de la Santa Sede. El Secretario de Estado insiste en negociar para evitar una “nueva guerra fría”.
Desde el Vaticano, se intenta evitar la ampliación de un conflicto bélico en Europa; el mismo Papa ha conversado por teléfono recientemente con el presidente ucranio Volodymyr Zelenski y ha visitado al embajador ruso Alexander Avdeev ante la Santa Sede.
“Quien hace la guerra olvida a la humanidad”. El Papa insiste en no dejar de orar y también actuar a favor de la paz. Por eso, además de reactivar con energía la via diplomática, ha renovado, a todos la invitación a vivir el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza, un día de oración y ayuno por la paz en Ucrania; para “sentirnos todos hermanos e implorar a Dios el final de la guerra.” (Ángelus 27.02.2022).
La sombra de la Segunda Guerra Mundial
En este contexto, el cardenal Pietro Parolin ha recordado las palabras de “Pío XII en vísperas de la Segunda Guerra Mundial: que los hombres vuelvan a negociar”.
El secretario de Estado habló con los varios periódicos italianos (Il Corriere della Sera, La Repubblica, La Stampa e Il Messaggero) sobre este dramático momento histórico.
A la pregunta sobre la posibilidad de una nueva guerra fría entre dos bloques, el número dos del papa Francisco en asuntos diplomáticos ha dicho que no se atreve a pensar en ello. "Sería una catástrofe de proporciones gigantescas”. Pero también afirma que no se debe excluir por completo.
Parolin reacciona a la ampliación del conflicto en Europa, dado que países como Alemania y Polonia están dispuestos a enviar armas ante las amenazas rusas a Suecia para evitar que entre en la OTAN.
“He visto que en algunas declaraciones de los últimos días se han evocado los incidentes que precedieron y provocaron la Segunda Guerra Mundial. Son referencias que estremecen”, ha declarado Parolin que asegura: “Los acontecimientos de estos últimos días me han entristecido profundamente”.
Y ha reiterado su mensaje del viernes pasado: "todavía hay tiempo para la buena voluntad, todavía hay espacio para la negociación”. "Debemos evitar cualquier escalada, detener la guerra y negociar.
Una nueva guerra fría
La posible vuelta a "una nueva guerra fría con dos bloques enfrentados" es también un escenario muy inquietante, confirma con su declaración.
Parolin considera que esta visión polarizada del mundo va exactamente en contra de la cultura de la fraternidad que el papa Francisco propone como “la única forma de construir un mundo justo, unido y pacífico”.
Entonces, la Santa Sede se ofrece para la negociación."A pesar de que ha sucedido lo que temíamos y esperábamos que no sucediera, la guerra desatada por Rusia contra Ucrania, estoy convencido de que todavía y siempre hay espacio para la negociación. Nunca es demasiado tarde”.
Diálogo para volver al entendimiento
En efecto, el Papa no se cansa de repetir que la única solución es el diálogo.
La "Santa Sede, que en los últimos años ha seguido de forma constante, discreta y con gran atención los acontecimientos en Ucrania; ofreciendo su disposición a facilitar el diálogo con Rusia, está siempre dispuesta a ayudar a las partes a retomar ese camino".
Parolin rememoró las palabras del papa Pío XII el 24 de agosto de 1939, pocos días antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial:
"Que los hombres vuelvan al entendimiento. Que se reanude la negociación. Negociando con buena voluntad y respetando los derechos de la otra parte, descubrirán que las negociaciones sinceras y activas nunca están excluidas de un éxito honorable".
Las iglesias ortodoxas
Parolin también se opinó sobre el papel que juegan las iglesias ortodoxas de ambos países en la pacificación.
"En la historia de la Iglesia, por desgracia, nunca ha faltado el particularismo y ha provocado muchas divisiones dolorosas; como atestigua en el origen mismo del cristianismo San Pablo, que nos exhorta a superarlas”.
El secretario de Estado señaló que existen “signos alentadores” en los llamamientos de los jefes de las Iglesias ortodoxas. que muestran la voluntad de dejar de lado el recuerdo de las heridas de los demás y de trabajar juntos por la paz.
Coinciden en expresar su grave preocupación; y en afirmar que, más allá de cualquier otra consideración, la paz y la vida humana son lo que realmente importa a las Iglesias". Por ello, estas iglesias pueden "desempeñar un papel fundamental" a favor de la paz y la reconciliación.