La Dotrina Social de la Iglesia nos enseña cómo debe ser nuestro comportamiento con los demás y cómo dedicarles amor y servicio. Es, ni más ni menos, el mandamiento nuevo que nos dio Jesús: “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado” (Jn 13, 34).
Pero también nos enseña cómo debe ser nuestro comportamiento con el mundo que nos rodea. La Tierra es nuestra casa común y entre todos, grandes y pequeños, debemos aprender a cuidarla y conservarla.
¿Quién se apunta al plan?
Ecología cristiana
De hecho, el Génesis recoge esta idea cuando Dios dijo a nuestros primeros padres que “dominaran la tierra”, en el sentido de respetarla y cuidarla. También el Catecismo de la Iglesia Católica enseña que:
Además, el Papa Francisco nos dedicó una Encíclica entera en 2015 para fundamentar y exponer la Ecología integral desde un punto de vista cristiano: “Laudato si'”
Economía circular
En consecuencia, cada uno de nosotros desde nuestro hogar y nuestras circunstancias personales, pero también la sociedad en general, debemos aprender a vivir cuidando y protegiendo el planeta que nos acoge.
Para conseguirlo hay que poner en marcha la llamada “economía circular” basada en aplicar la regla de las 3R, que incluye conceptos muy sencillos: Reducir, Reciclar y Reutilizar materiales y objetos.
Sin embargo, la economía circular no cerrará el círculo completamente hasta que incluyamos una nueva R a la fórmula: Reparar.
Reparar es un acto de rebeldía
¿A quién no se le ha estropeado un electrodoméstico, se le ha descosido un pantalón o a su hijo se le ha roto un juguete? Son situaciones bastante corrientes. Sin embargo, si pensamos en arreglarlo nos asalta la típica frase que oímos a menudo: “Le sale más barato comprar uno nuevo que repararlo y, además, estrena”.
En realidad, a quien dice esta frase no le falta razón. Pero es el momento de responder: “En la era del consumo, reparar es un acto de rebeldía”.
Así que desde estas líneas les invito a ser un poco rebeldes, a no jugar al consumo despiadado que agota los recursos de la tierra y a “jugar” a reparar.
Aprender a reparar y mantener
Muchos de los artículos que se nos estropean o rompen tienen fácil solución y se pueden reparar. El problema radica en que no sabemos ni tenemos el suficiente conocimiento para hacerlo.
De hecho, deberíamos incorporar esta habilidad en nuestros quehaceres cotidianos y enseñar a los niños y jóvenes las técnicas de reparación en el aula. En muchas ocasiones los artículos que poseemos no están realmente rotos, simplemente necesitan un mantenimiento adecuado: de vez en cuando hay que limpiar filtros, desincrustar cal, lubricar las piezas o simplemente cambiar las pilas, por poner unos ejemplos.
Los Repair Cafés
Después de una simple reparación, muchos objetos cobran de nuevo vida y de esta manera evitamos tirarlos. Con este objetivo Martine Postma fundó en Amsterdam en 2009 el primer Repair Café.
Allí las personas con habilidades en reparación, los llamados “manitas”, enseñan a las nuevas generaciones a conservar y mantener sus posesiones. Básicamente se enseña a dar valor a las cosas y a usarlas más tiempo. Hoy los Repair Café están extendidos por todo el mundo y sus voluntarios contribuyen a cambiar la mentalidad de mucha gente respecto al uso de sus bienes.
Reparar puede ser fácil y divertido. Además, contribuimos así a reducir el uso de materias primas y de energía para producir y fabricar nuevos productos. Reparar despierta el entusiasmo de las personas por una sociedad más sostenible.
Recursos en línea
Por otro lado, en Internet están disponibles muchos tutoriales y páginas web para aprender a reparar diferentes aparatos que son realmente muy útiles.
Os recomendamos algunas:
Reparar es un derecho
Como consumidores tenemos derecho a reparar nuestras cosas. De otra forma, es como si no fueran nuestras.
Por esta razón, muchos gobiernos o instituciones como la Unión Europea están trabajando en este sentido, obligando a los fabricantes a incluir guías y folletos en sus aparatos, a incluir piezas de recambio, a construir aparatos que sean fácilmente desmontables para ser reparados, o alargar su garantía durante más años. Es el llamado Pacto Verde Europeo presentado en diciembre de 2019.
Razones para reparar
En definitiva, reparar:
En Japón existe una tradición milenaria llamada Kintsugi. Consiste en reparar objetos rotos con oro en polvo y pegamento. Por lo tanto, lo que se repara de esta forma es más valioso para sus dueños. Las “cicatrices" son parte del objeto y representan un momento único en su vida y en lugar de ocultarse, son un motivo de orgullo. Estos objetos "rotos" se vuelven más hermosos después de ser reparados.
Por esta razón, todo lo roto no debe descartarse ni desecharse. Si se repara se convierte en más valioso, a nosotros nos llena de satisfacción y el planeta lo agradece.