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San Pablo Miki y sus compañeros: así fue su martirio en Japón

PAUL MIKI
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Dolors Massot - publicado el 06/02/22 - actualizado el 04/02/23
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26 mártires del Japón que murieron crucificados y alanceados en Nagasaki

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Hoy se celebra la fiesta de 26 mártires de Japón que murieron crucificados y alanceados en Nagasaki el 5 de febrero de 1597.

Junto con el jesuita japonés Pablo Miki, fallecieron san Pedro Bautista, franciscano español, y otros cinco hermanos suyos de hábito, así como diecisiete japoneses, seglares franciscanos, y dos catequistas de san Pablo Miki, también japoneses.

San Pedro Bautista era de San Esteban del Valle (Ávila, España) y había sido misionero en México y Filipinas. Había sido enviado a Japón como embajador de Felipe II ante el emperador Taikosama.

San Felipe de Jesús nació en la Ciudad de México en 1571. Vistió el hábito franciscano en Filipinas y, cuando volvía a México para recibir la ordenación, el galeón naufragó en aguas de Tosa; se refugió en el convento de Meaco o Miyako, donde muy pronto lo arrestaron.

Es patrono de los plateros y el primer mártir y santo mexicano.

Testimonio del martirio

De la Historia del martirio escrita por un contemporáneo:

"Clavados en la cruz, era admirable ver la constancia de todos, a la que les exhortaban el padre Pasio y el padre Rodríguez.

El Padre Comisario estaba casi rígido, los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín daba gracias a la bondad divina entonando algunos salmos y añadiendo el verso: 'A tus manos, Señor'.

También el hermano Francisco Blanco daba gracias a Dios con voz clara. El hermano Gonzalo recitaba en alta voz la oración dominical y la salutación angélica.

Pablo Miki, nuestro hermano, al verse en el púlpito más honorable de los que hasta entonces había ocupado, declaró en primer lugar a los circunstantes que era japonés y jesuita, y que moría por anunciar el Evangelio, dando gracias a Dios por haberle hecho beneficio tan inestimable. Después añadió estas palabras:

Al llegar este momento, no creerá ninguno de vosotros que me voy a apartar de la verdad. Pues bien, os aseguro que no hay más camino de salvación que el de los cristianos.

Y como quiera que el cristianismo me enseña a perdonar a mis enemigos y a cuantos me han ofendido, perdono sinceramente al rey y a los causantes de mi muerte, y les pido que reciban el bautismo".

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