El papa Francisco ha pedido acabar con la “mucha discriminación” contra los enfermos de lepra; y ha manifestado su cercanía hacia estas personas vulnerables. Ha hecho un llamamiento por ellas, a favor de su “plena integración a la sociedad”.
"Expreso mi cercanía a quienes padecen esta enfermedad y espero que no les falte apoyo espiritual y atención sanitaria", dijo el Papa. Lo hizo durante el rezo del Ángelus, este domingo 30 de enero, Día Mundial Contra la Lepra.
Para reafirmar la antigüedad de la dolencia, cabe decir que la lepra está descrita en la Biblia por ser un mal que obliga al aislamiento y la soledad. Lamentablemente, continúa siendo causa de marginación y estigma social en muchos países.
Por ello, el Papa ha pedido que no falte “asistencia sanitaria”.
Según las últimas cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019, se detectaron un total de 202.185 nuevos casos de lepra o enfermedad de Hansen en 120 países del mundo.
Los enfermos sufren doble, sea por la enfermedad como por por el estigma que históricamente la ha acompañado. Podría haber muchos más casos, que no han sido diagnosticados ni tratados.
La Iglesia contra la lepra
En efecto, la Iglesia católica hoy tiene activos 532 leproserías distribuidas principalmente en Asia (269) y África (201). Además de 15.429 casas para ancianos, enfermos crónicos y discapacitados la mayor parte en Europa (8.031) y en América (3.642).
La lepra es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria conocida como bacilo de Hansen. La bacteria se reproduce muy despacio y el periodo promedio de incubación e inicio de los signos y síntomas de la enfermedad es de aproximadamente cinco años.
La lepra en la Biblia
El Papa con sus palabras y la acción en campo de la Iglesia con sus leproserías ha lanzado un mensaje para acabar con los prejuicios y los mal entendidos respecto a esta enfermedad.
En muchos países pobres, los enfermos son tratados como si fueran maldecidos por Dios o por padecer lo que asocian a una enfermedad bíblica.
Por ejemplo en el Antiguo Testamento la enfermedad se presenta como un castigo del Señor, pero que manifiesta al mismo tiempo lo meritorio de ayudarles.
Quienes la padecen hoy siguen siendo víctimas de una discriminación social que incluso llega a complicar su curación.
Francisco reitera la dignidad humana como fundamento de la vida, en especial la de los enfermos y la posición de la Iglesia contra su discriminación; contemplando el ejemplo de Jesús narrado en el Nuevo Testamento, quien acogió y curó a numerosos enfermos.
Jesús da dignidad a Lázaro, el leproso, que comía las migajas del rico. Jesús da nombre al pobre pero no al rico. Francisco lo ha comentado en diversas ocasiones como el Señor supera las discriminaciones del orden de la sociedad con su opción preferencial por los pobres y por los enfermos.