A muchos lectores este país del Asia Central, que va desde el mar Caspio hasta la chin y Mongolia, es un país casi desconocido, pobre, sin apertura al mar, poco poblado (17,5 millones de habitantes que viven en 2,7 millones de kilómetros cuadrados) y dirigido por un presidente con plenos poderes.
Sin embargo, si miramos al país y sus riquezas económicas, veremos que Kazajistán es uno de los principales productores de petróleo y gas del mundo, y que tiene, en su subsuelo, yacimientos minerales importantísimos como el uranio, el cromo, el níquel, el cobalto, el molibdeno, el plomo y la bauxita (mineral del aluminio). En definitiva, es el país más próspero del Asia Central. Si bien no tiene salida al mar, sí tiene en su país las aguas del mar Caspio, las del mar de Aral y las del lago Baikal.
En el caso del uranio, Kazajistán es el mayor productor de este mineral en el mundo y tiene el 30 por ciento de las reservas mundiales. Ahora que en Europa quieren independizarse del petróleo para producir energía eléctrica, la Unión Europea vuelve apoyar económicamente la construcción de centrales nucleares, que precisan de uranio.
Del mismo modo, la industria precisa de los otros minerales que Kazajistán tiene en gran cantidad. Este país, uno de los más extensos del mundo y poco poblado, pertenecía a la órbita de países de la Unión Soviética, hasta la caída de ésta. Por eso, la Rusia de Putin, animado por reconstruir lo que fue el imperio comunista soviético, mantiene bajo control a este importantísimo país del Asia Central.
Este gran país, que a su vez es un gran productor de petróleo y gas, cuando vio que los precios de estos productos subieron al 100 por 100 para los consumidores, decenas de millares de ciudadanos, especialmente uzbekos, salieron a la calle en la antigua capital de Almatý (hoy la capital es Astaná o Nur-Sultán), el preisdente de Kazajistán, Kassym-Jomart Tokayev, alentado por Rusia y por China, salió contra los manifestantes, a los que llamó “terroristas” y actuó contra ellos sin piedad, es decir “tirando a matar”, según dijo.
En unos días, alrededor de la Navidad ortodoxa (6 de enero), el balance de los disturbios fue de 164 muertos, muchísimos heridos y 6.000 detenidos. Tras lo cual el presidente Tokayev dijo: “El orden constitucional ha sido restablecido”. ¿A qué precio?
Tokayev ocupa la presidencia tras el retiro del presidente carismático Nursultán Nazarbáyev, de 81 años, que detiene el título de líder vitalicio, el cual apoyó la brutal represión.
El presidente Tokayev, de 68 años y formado en la Rusia soviética, no tardó en pedir ayuda a Rusia, a la Rusia de Vladimir Putin, quien considera a Kazajistán un país clave para los intereses de Moscú. Kazajistán tiene una frontera de 7.598 kilómetros con Rusia, la más larga después de la frontera chino-rusa.
Así, Rusia ha enviado 2.500 efectivos, armados con armamento moderno, a Kazajistán. Según Rusia son “tropas de la paz”. Lo cierto es que una vez dentro será ya muy difícil que se vayan, naturalmente para asegurar “la paz”.
¿Qué será de estos 6.000 prisioneros? Nadie excluye la tortura y la cárcel en años… o hasta que los habitantes de Kazajistán estén cansados de tener un nivel de vida tan bajo, a pesar de las riquezas de su país. Son muchas decenas de miles que han dicho “basta” a la mala dirección de la economía y de la política y y también han dicho “basta” a la corrupción.
Desde la independencia del país de la Unión Soviética, Kazajistán habían restablecido las libertades básicas, entre ellas la libertad de culto. En Kazajistán la religión principal es la musulmana practicada por el 70 por ciento de la población, un 26 por 100 cristianos (la gran mayoría ortodoxos), de los cuales un 2,4 por 100 son católicos, la mayoría polacos y alemanes.
Desde la independencia del comunismo se crearon cientos de mezquitas, iglesias, sinagogas y edificios religiosos, y la práctica religiosa ha ido en aumento exponencialmente. Un dato es que los musulmanes uigures se encuentran en el Este lindando con China. Los uigures son los enemigos de Pekín que los ha detenido a centenares en territorio chino.
¿Cuál será ahora el futuro de Kazajstán? En la nunciatura de Astaná, como en otras embajadas, se comentaba estos días: “está claro que esto no ha terminado”.