En su mensaje de Navidad, antes de la bendición impartida desde la logia central de la Basílica, El papa Francisco recordó las tierras y los pueblos sacudidos por la guerra y la violencia, como las mujeres maltratadas, los niños que sufren hambre, los ancianos abandonados, los refugiados y los que sufren la pandemia.
Asimismo, ha impartido la indulgencia plenaria concedida a los presentes y a los fieles conectados a través de los medios de comunicación.
“El Verbo se hizo carne para dialogar con nosotros. Dios no quiere tener un monólogo, sino un diálogo. Porque Dios mismo, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es diálogo, eterna e infinita comunión de amor y de vida”, expresó.
Un camino que hay que recorrer también y sobre todo "en este tiempo de pandemia”. Un momento histórico en el que “se pone a prueba nuestra capacidad de relaciones sociales, se refuerza la tendencia a cerrarse, a valerse por uno mismo, a renunciar a salir, a encontrarse, a colaborar.”
El pontífice invita observar la situación en “ámbito internacional”, donde “existe el riesgo de no querer dialogar, el riesgo de que la complejidad de la crisis induzca a elegir atajos, en vez de los caminos más lentos del diálogo; pero son estos, en realidad, los únicos que conducen a la solución de los conflictos y a beneficios compartidos y duraderos”.
Siria, Irak y Yemen
El Obispo de Roma invita a reflexionar sobre la grave situación del pueblo de Siria, y las historias detrás de los casi 6 millones de desplazados del conflicto, y también de Irak que visitó en marzo pasado.
La súplica del Papa es “por los niños” que sufren en las guerras. “Escuchemos el grito de los niños que se alza desde Yemen, donde una enorme tragedia, olvidada por todos, se está perpetrando en silencio desde hace años, provocando muertos cada día”.
Pensemos en el pueblo sirio, que desde hace más de un decenio vive una guerra que ha provocado muchas víctimas y un número incalculable de refugiados. Miremos a Irak, que después de un largo conflicto todavía tiene dificultad para levantarse.
Tierra Santa
El Papa pidió no olvidar “las continuas tensiones entre israelíes y palestinos que se prolongan sin solución, con consecuencias sociales y políticas cada vez mayores”.
“No nos olvidemos de Belén, el lugar en el que Jesús vio la luz, que vive tiempos difíciles, también a causa de las dificultades económicas provocadas por la pandemia, que impide a los peregrinos llegar a Tierra Santa, con efectos negativos en la vida de la población”.
Entretanto, dirigió su pensamiento hacia el Líbano,”que sufre una crisis sin precedentes con condiciones económicas y sociales muy preocupantes”, donde el 70% de la población vive la pobreza.
Paz y diálogo
En su mensaje de Navidad, el Sucesor de Pedro exhortó a la humanidad a abrirse al diálogo. El Papa remarcó el difícil camino de la paz en Oriente Medio y el mundo.
A el pequeño Jesús en el pesebre “pidámosle la fuerza de abrirnos al diálogo. En este día de fiesta le imploramos que suscite en nuestros corazones anhelos de reconciliación y de fraternidad. A Él dirijamos nuestra súplica”.
Rememoró la difícil situación de Afganistán, donde más de 3 millones de niños no tienen que comer y hasta las madres de familias numerosas venden a sus hijos en el mercado porque no tienen pan:
“Sostén a todos los que están comprometidos en la asistencia humanitaria a las poblaciones que se ven forzadas a huir de su patria; consuela al pueblo afgano, que desde hace más de cuarenta años es duramente probado por conflictos que obligan a muchos a dejar el país”.
Myanmar
El Papa auspició una solución para la martirizada Myanmar y otras naciones en conflicto como Ucrania: “Rey de las naciones, ayuda a las autoridades políticas a pacificar las sociedades devastadas por tensiones y conflictos”.
“Sostén al pueblo de Myanmar, donde la intolerancia y la violencia también golpean frecuentemente a la comunidad cristiana y los lugares de culto, y opacan el rostro pacífico de sus gentes”.
África
Francisco ha abierto su corazón por la situación de África y los diversos países que sufren carestías, hambre y conflictos.
América
Por otro lado, el Papa recordó el continente americano para que “prevalezcan los valores de la solidaridad, la reconciliación y la pacífica convivencia, a través del diálogo, el respeto recíproco y el reconocimiento de los derechos y los valores culturales de todos los seres humanos”.
Las mujeres víctimas de violencia
El Papa rezó por las personas que sufren la violencia, en especial recordó a las mujeres y los niños.
“Hijo de Dios, conforta a las víctimas de la violencia contra las mujeres que se difunde en este tiempo de pandemia. Ofrece esperanza a los niños y a los adolescentes víctimas de intimidación y de abusos Da consuelo y afecto a los ancianos, sobre todo a los que se encuentran más solos. Concede serenidad y unidad a las familias, lugar primordial para la educación y base del tejido social.
Vacunas y cuidados a los pobres
El Obispo de Roma también ha recordado en este tiempo de crisis pandemica la necesidad de las vacunas.
Dios con nosotros, concede salud a los enfermos e inspira a todas las personas de buena voluntad para que encuentren las soluciones más adecuadas que ayuden a superar la crisis sanitaria y sus consecuencias.
Los prisioneros de guerra
El Papa hizo un llamado y oración por los prisioneros, los desplazados y los refugiados.
Proteger la Casa Común
El Papa ha recordado su llamamiento en Laudato Si’ que aún sigue siendo poco escuchado por los líderes y políticos del mundo:
Aprender a escuchar
Por último, en su mensaje de Navidad, el Papa insistió en buscar caminos de paz, de diálogo, reconciliación:
Tras el mensaje de Navidad y el Ángelus, Francisco concedió finalmente la indulgencia plenaria en la forma establecida por la Iglesia a todos los fieles presentes y a los que reciban su bendición a través de la radio, la televisión y las nuevas tecnologías de la comunicación.
¡Feliz Navidad a todos!