Escribir para Aleteia me ha permitido conocer personas bellísimas, enamoradas de Jesús en el sagrario. Sus historias siempre me han conmovido, particularmente por su gran amor a Jesús, abandonado en tantos sagrarios.
Muchas veces comparto el sentimiento de dolor de san Manuel González, el obispo de los sagrarios abandonados, que sufría cuando encontraba un sagrario olvidado, sabiendo que Jesús habitaba en ese sagrario.
Y pedía de limosna a los fieles, en lugar de dinero, ropa o comida, un poco de amor y acompañamiento a Jesús en el sagrario.
Una limosna de cariño a Jesús
Sus palabras deben resonar en los corazones de todos los católicos y llevarlos a reflexionar y amar más a Jesús Sacramentado, acompañarlo en los sagrarios del mundo y NUNCA DEJARLO SOLOS, abandonado.
Yo os pido un poco de calor para esos sagrarios tan abandonados:
… ¡Nada! Yo no os pido ahora dinero para los niños pobres. Ni auxilio para los enfermos. Ni trabajo para los cesantes. Ni consuelo para los afligidos. Yo os pido una limosna de cariño para Jesucristo Sacramentado; un poco de calor para esos Sagrarios tan Abandonados. Yo os pido, por el amor de María Inmaculada, Madre de ese Hijo tan despreciado, y por el amor de ese Corazón tan mal correspondido, que hagáis compañía a esos Sagrarios Abandonados.”
¿Quién está en el sagrario?
En Panamá conocí a una persona con un corazón noble, bello, como el de san Manuel González que ha luchado para que Jesús nunca esté abandonado en los sagrarios.
Es una dulce abuelita llamada Rosario Araúz. Vive en Penonomé, a 47 kilómetros de la capital. Te he habado de ella en otros escritos. Me impresiona su amor por Jesús.
Esta abuelita enamorada de Jesús Sacramentado me telefoneó una tarde y con firmeza me dijo:
“Señor Claudio, usted va a escribir un libro y ese libro se va a titular: EL SAGRARIO”. Es importante dar a conocer quién está en el sagrario. Como no saben quién habita allí, lo dejan solo. Es muy triste ver al Hijo de Dios, prisionero de amor por nosotros, solo, sin nadie que lo visite y le agradezca tantos favores y le digan que le quieren”.
Fui a verla un día, tenía curiosidad, quería escucharla, conocerla. Y le hice esta entrevista:
Una visita que lo cambia todo
Visitar a Jesús en el sagrario, estar con Él te cambia la vida. Todavía recuerdo este lector que me escribió desde Canadá. Guardo sus palabras como un tesoro:
“Claudio, el martes seguí tu consejo y me fui a hacerle una visita a Jesús Sacramentado. Me estuve un poco más de una hora, simplemente hablándole. Al salir el mundo seguía igual, mis problemas y preocupaciones seguían ahí, pero… sentí una paz indescriptible. Volví a mi casa muy feliz de haberlo hecho”.
Y tú, ¿irás a ver a Jesús en el sagrario? No lo dejes solo. Está locamente enamorado de ti, al punto que dio su vida para rescatarte. Ve, hazle compañía.
¿Puedo pedirte un favor? Cuando vayas dile: “Jesús, Claudio te manda saludos”.
Amable lector de Aleteia… ¿Te gustaría compartir con nosotros tus experiencias con Jesús en el sagrario? Te paso mi email personal. Puedes escribirme si lo deseas: cv2decastro@hotmail.com