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El Papa Francisco: Mejor el silencio, morderse la lengua, antes de decir tonterías

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Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 15/12/21
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En la Audiencia general, la oración del Papa a San José: “Enséñanos a ayunar de las palabras vanas, a redescubrir el valor de las palabras que edifican.”

El papa Francisco recomendó hoy aprender a hacer silencio y a usar “palabras fecundas cuando hablemos” y no “matar al hermano con la lengua”. 

Para repeler la superficialidad cuando se habla sin decir nada de sustancial, o para odiar, el obispo de Roma citó hoy en su predicación una canción popular italiana cantada por la artista Mina. 

Además de citar el Evangelio sobre la virtud del silencio, no del mutismo, refirió las palabras de San Agustin: "Cuando el Verbo de Dios crece, las palabras del hombre disminuyen".

Palabras, palabras, palabras…”. Es la canción que usó el Papa para ilustrar la necesidad del silencio, la cual tiene una versión en español de la cantante argentina Silvana di Lorenzo. 

En este sentido, el Pontífice abogó por un sano “silencio, hablar justo”, incluso, invitó a “morderse un poco la lengua, en cambio de decir tonterías”. E instó a los fieles a decir “palabras fecundas cuando hablen”. 

Entonces, sostuvo, que a medida que Dios entra en los corazones disminuye hablar como papagayos, que coloquialmente llamó: “papagayismo”.

En la Audiencia general de este miércoles 15 de diciembre de 2021, Francisco que cumplirá este viernes 85 años pronunció una sentida la oración dirigida San José, hombre de silencio: 

Enséñanos a ayunar de las palabras vanas, a redescubrir el valor de las palabras que edifican.” 

Hazte cercano a aquellos que sufren a causa de las palabras que hieren, como las calumnias y las maledicencias”, rezó en el Aula Pablo VI, el Papa donde se reunió con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo. 

Entretanto, recomendó pedir a Jesús, por intercesión de san José, que nos libre del odio, la calumnia y la difamación, y nos conceda la gracia de que nuestras obras coincidan con nuestro hablar. 

El Papa advirtió, citando el Evangelio cuando Jesús advirtió que el calumniador mata con la lengua” a su hermano. 

Por eso, instó a un sano silencio para “seamos ante los demás testigos alegres y creíbles del amor misericordioso de Dios por toda la humanidad”. 

En su predicación, el Papa ha continuando con el nuevo ciclo de catequesis sobre San José y centró su reflexión en el tema: San José, hombre del silencio (cf. Lectura: Sant 3,2.5.10).

El ruido enferma nuestro habla

El Papa invitó a aprender de San José “a cultivar espacios de silencio, en el que pueda emerger otra Palabra, la de Jesús: la del Espíritu Santo que habita en nosotros”. 

El Papa admitió que “no es fácil reconocer esta Voz, que muy a menudo se confunde junto a los miles de voces de preocupaciones, tentaciones, deseos, esperanzas que habitan en nosotros”. 

Sin embargo, sostuvo, sin este “entrenamiento que viene precisamente de la práctica del silencio, puede enfermarse también nuestro habla”. 

Esto, en lugar de hacer que brille la verdad, se puede convertir en un arma peligrosa”, advirtió.

De hecho, sostuvo, “nuestras palabras se pueden convertir en adulación, vanagloria, mentira, maledicencia, calumnia”

“Es un dato de experiencia que, como nos recuerda el Libro del Eclesiástico, «muchos han caído a filo de espada, mas no tantos como los caídos por la lengua» (28,18). 

Jesús lo dijo claramente: quien habla mal del hermano y de la hermana, quien calumnia al prójimo, es homicida (cfr Mt 5,21-22).  El calumniador “mata con la lengua”, reiteró. 

Nosotros no creemos en esto, pero es la verdad. Pensemos un poco en las veces que hemos matado con la lengua, nos avergonzaremos, pero nos hará mucho bien”. 

La sabiduría bíblica afirma que «muerte y vida estarán en poder de la lengua, el que la ama comerá su fruto» (Pr 18,21). 

El hombre que está con Dios habla lo justo 

El Papa citó al apóstol Santiago: «Si alguno no cae hablando, es un hombre perfecto, capaz de poner freno a todo su cuerpo. [...] también la lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas.” (3,2-10). 

Así, dijo, “este es el motivo por el cual debemos aprender de José a cultivar el silencio: ese espacio de interioridad en nuestras jornadas en las que damos la posibilidad al Espíritu de regenerarnos, de consolarnos, de corregirnos”. 

No mutismo, silencio

El Papa no pidió “mutismo”, sino silencio. Pues, “muchas veces, explicó, cuando realizamos un trabajo, luego buscamos el (teléfono) móvil para hablar y siempre estamos así. Y esto no ayuda, esto nos hace resbalar en la superficialidad. 

La profundidad del corazón crece con el silencio. Silencio que no es mutismo, sino que deja espacio a la sabiduría, a la reflexión y al Espíritu Santo. ¡No tengamos miedo de los momentos de silencio! Y nos sentará muy bien”. 

“Y el beneficio del corazón que tendremos sanará también nuestra lengua, nuestras palabras y sobre todo nuestras elecciones”, añadió. 

De hecho,  sostuvo, “José ha unido la acción al silencio. Él no ha hablado, pero ha hecho, y nos ha mostrado así lo que un día Jesús dijo a sus discípulos: 

«No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7,21)”. 

Entretanto, el Papa recomendó a los fieles: “Pidamos al Señor Jesús, por intercesión de san José, que nos libre del odio, la calumnia y la difamación

Por ello, Francisco concluyó su predicación con una oración dirigida a San José custodio del silencio fecundo: 

La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.

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