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Menci Gezim, de 33 años, albanés, terminó en prisión por delitos graves. Gracias a Cáritas de Prato (Italia) y a la Casa Jacques Fesch, hoy es empresario, esposo y padre. En su empresa emplea a nueve personas, tres de las cuales son ex presos.
En la sección Buenas noticias del Corriere della Sera conocemos una de esas historias que nos empujan al optimismo y nos animan a seguir creyendo en el poder de la solidaridad. Es la historia de un joven albanés de 33 años, Menci Gezim, que pasó 10 años, casi un tercio de su vida, en prisión por delitos graves, pero que logró redimirse y dar un nuevo rumbo a su existencia.
Hay esperanza para todos, incluso para los que han vivido en prisión
Si hoy este joven renace socialmente, se debe en gran parte al apoyo de Cáritas en Prato (Italia) y a la Casa Jacques Fesch, donde vivió durante un tiempo. Esta casa de acogida ofrece hospitalidad gratuita a los reclusos con permiso penitenciario y a los familiares de los reclusos pobres que vienen de lugares alejados de Prato para visitar a sus seres queridos en prisión.
Jacques Fesch, de criminal a siervo de Dios
La casa lleva el nombre en memoria del criminal francés del mismo nombre, culpable del asesinato de un policía, que se convirtió en prisión y fue ejecutado con la guillotina el 1 de octubre de 1957. En 1993 el juicio diocesano por su beatificación lo calificó como siervo de Dios.
Aprende el oficio de albañil
Menci Gezim llega a esta estructura en 2017 cuando termina su condena justo cuando la casa está en remodelación; la empresa que lo está llevando a cabo lo involucra en el trabajo y así se encuentra aprendiendo el oficio de albañil.
Allí vive seis meses ayudado por un voluntario de la asociación Don Renato Chiodaroli. Quienes como él salen de la cárcel tienen que empezar de nuevo: no tiene documentos, no tiene familia, no tiene trabajo, no tiene adónde ir.
Un negocio propio
En ausencia de oportunidades, dos de cada tres reclusos, lamentablemente, regresan al crimen, y Menci es consciente de ello. Pero la confianza y el apoyo que recibió lo empujaron a jugar sus cartas de otra manera. El trabajo va bien, conoce a la mujer que será su esposa, y decide montar su propio negocio abriendo su propia empresa. Hoy emplea a nueve personas, tres de las cuales tienen el mismo pasado que él, son ex presos.
Emplea a tres ex presos
Respecto a ellos, Gezim señala:
Palabras que me recordaron un pensamiento expresado por el Papa Francisco en octubre, en un encuentro en Casa Santa Marta con un grupo de personas que habían vivido la experiencia de la cárcel:
Emprendedor, esposo, padre
Hoy Menci, además de emprendedor, es esposo y padre de una niña de 18 meses. ¿Qué prueba más concreta de que las personas --incluidas las que han cometido delitos graves por los que han cumplido muchos años de prisión-- pueden cambiar a mejor?
¡Y alguien, como Jacques Fesch, encuentra a Dios tan profundamente en los barrotes que corre el riesgo incluso de encontrarse en los altares!