La alegría de los "Christian Aid Ministries" por la liberación de dos de sus miembros, secuestrados en Haití hace un mes, es palpable.
En el breve comunicado que anuncia su liberación, se lee: "Hemos sabido que dos de los rehenes en Haití han sido liberados. Alabamos a Dios por ello. Las dos personas liberadas, se subraya, "están a salvo, en buen estado de ánimo y han sido atendidas".
Por el momento no se ha facilitado más información, por lo que no es posible conocer los nombres de los dos misioneros, ni los motivos de su liberación, ni su procedencia, ni su ubicación actual.
Al mismo tiempo, el grupo cristiano insta a la gente a "seguir rezando por la plena resolución de esta situación", confiando en el Señor y con el corazón cerca de las quince personas que siguen en manos de los secuestradores.
El llamamiento de los obispos
Hay que recordar que la banda armada "400 Mawozo" lleva meses haciendo estragos en Haití, en la región fronteriza con la República Dominicana, perpetrando robos y secuestros.
Los misioneros, miembros de una iglesia protestante, que fueron secuestrados hace un mes, regresaban con sus familias de una visita a un orfanato a unos 30 km de Puerto Príncipe. Su autobús fue atacado por hombres armados que los obligaron a bajar y los secuestraron.
La Comisión Episcopal Nacional de Justicia y Paz (católica) había expresado su gran preocupación por su suerte.
En una nota publicada en octubre, la Comisión señalaba que estos hechos también "empobrecen a las familias haitianas y tienen un impacto negativo en la economía del país".
Los obispos también se preguntan quién suministra armas y municiones a las bandas armadas y piden "medidas adecuadas, acciones concretas y eficaces de la policía nacional para contrarrestar el fenómeno de los secuestros y restablecer el orden en el país".
El drama de Haití y la oración del Papa
El secuestro de octubre fue sólo el último de una larga serie de secuestros en la isla. En abril, diez personas (cinco sacerdotes católicos, dos monjas y tres laicos) fueron detenidas en Croix-des-Bouquets. Se pidió un rescate de un millón de dólares por ellos.
Su liberación, en varias etapas, se completó el 30 de abril. Monseñor Max Leroy Mésidor, arzobispo de la capital, habló de un "descenso a los infiernos", describiendo la grave crisis social de Haití.
Además de seguir pagando el precio de un devastador terremoto que asoló el territorio en 2010, la vida de la población de la isla lleva mucho tiempo marcada por la violencia, la impunidad, la corrupción policial y la pobreza extrema.
Un pesado yugo al que se ha sumado recientemente la pandemia de Covid-19, así como el asesinato del Presidente Jovenel Moise, muerto por un grupo de hombres armados en la noche del 6 al 7 de julio, y otro dramático terremoto el 14 de agosto.
Esta difícil situación también fue recordada por el Papa Francisco en el Ángelus del 31 de octubre.
"Pido a los responsables de las naciones que apoyen a este país, que no lo dejen solo", dijo el Pontífice en aquella ocasión, "y ustedes, de camino a casa, busquen noticias sobre Haití, y recen, recen mucho". (...) Cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esta tierra, y cuánto abandono. No los abandonemos".