Abraham José Quintero es un niño de 12 años que estudia primer año en el sistema de educación pública en Venezuela. Lo llamaremos así para preservar su identidad y ubicación verdadera. El niño fue parte del escaso 30 por ciento de la población estudiantil que acudió el 25 de octubre al inicio de clases en Venezuela.
“En mi centro educativo se cumplen con las medidas de bioseguridad para poder ingresar. Los estudiantes llevamos tapabocas, alcohol y respetamos la distancia”, expresó sobre su retorno a la escuela después de año y medio de ausencia por la pandemia.
Aseguró que la experiencia de estudiar online no fue difícil, porque antes de la llegada de la pandemia, ya estaba familiarizado con la tecnología. El niño también habló de situaciones distintas que vivieron muchos de sus compañeros. “No tuvieron acceso a computadoras o celulares inteligentes para sus trabajos y tareas dirigidas. Gastaron dinero en carpetas y papeles. En sus casas no tienen internet ni comida”, dijo.
En general, a pesar de la motivación de los niños como Abraham, y de acuerdo con las primeras semanas de clase, se vislumbra la continuidad de una situación que puede empeorar si no se toman las decisiones correctas. El gobierno, desde inicios de 2021 motivó a estudiantes y profesionales de la enseñanza a incorporarse a las aulas de clase.
A principios de septiembre confirmó el retorno a clases bajo el esquema de cuarentena denominado “7+7”. Se trata de un sistema progresivo con clases presenciales en todos los niveles de enseñanza. Y con medidas de bioseguridad durante la semana en que haya actividades. Luego, en la siguiente semana, serán suspendidas las actividades. No solo significa el logro de un gran objetivo, también “va a ser uno de los días más felices para todos, lo vamos a convertir en una fiesta”, detalló Nicolás Maduro.
El retorno debe ser flexible, voluntario y seguro…
Lilian Vega, pediatra e integrante de la red de madres, padres y representantes, consideró necesario el retorno a las aulas. Esto sobre todo para el grupo de 6 a 10 años. Pero advirtió: “Ese regreso tiene que ser flexible, voluntario, seguro y urgente”.
Aseguró que existen escuelas cuyas condiciones para abrir “son aceptables, pero en otras no es así”. Refiere que en la organización de la cual forma parte, se enteró que escuelas ubicadas en zonas rurales, donde el Covid 19 “no estaría haciendo estragos, son los centros que pueden y deben abrir, aun cuando estén deterioradas”.
La profesional, no obstante, acotó: “La escuela que no se sienta preparada para abrir, nadie la debe obligar. Tampoco pueden obligar al docente que esté padeciendo alguna enfermedad crónica, independientemente que esté vacunado o no, ir a dar clases”.
El profesor Orlando Alzuru, presidente de la Federación Venezolana de Maestros, hizo serias consideraciones en torno al inicio de clases presenciales. Lo hizo al sostener que no hay condiciones por diversas causas: bioseguridad, económico, transporte y alimentación.
Uno de sus alegatos es que por la crisis muchos padres de familia de escasos recursos, envían a sus hijos a las escuelas para que coman. “No pueden hacerlo en sus hogares, ya que la mayoría de sus progenitores no tienen empleo. Muchos niños van a la escuela porque necesitan comer. Es una realidad”, comentó para Aleteia.
Destacó que el Programa de Alimentación Escolar (PAE) llega de forma irregular en un 6% de las escuelas. De allí que exhorte a las autoridades a “asignar un presupuesto económico a cada centro educativo para que vigile los recursos, y se puedan elaborar los alimentos que los alumnos requieren para su crecimiento físico y cognitivo”.
Las escuelas se están cayendo
Lindsay Maizo, es una docente integral con 8 años de servicio en la Unidad Educativa Distrital “Josefina Daviot”. El colegio funciona en una casa próxima a cumplir 83 años con paredes de adobe. Denunció que el plantel no tiene condiciones para iniciar el nuevo periodo escolar, “porque sus paredes se están cayendo”.
“Los problemas de habitabilidad del centro educativo empeoraron desde el año pasado cuando se interrumpieron las clases presenciales por causa de los primeros brotes de la pandemia, y se dejó de hacer seguimiento a las filtraciones por la humedad”, expresó.
Horario en la escuela. Explicó que los lunes y martes reciben los trabajos, cuadernos, hojas, dibujos de los estudiantes que cursan primero, segundo, tercero y cuarto grado. Esto de acuerdo al material exigido en las guías para tal fin. El miércoles está dedicado a actividades administrativas del plantel. “El jueves reciben los trabajos de los estudiantes de quinto grado. Mientras que el viernes analizan detenidamente lo que ha sido la labor educativa en la semana, y planifican luego las actividades de lo que será la próxima”.
Coronavirus y clases en Venezuela
De acuerdo con la información que Aleteia recibió de la Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE), un 95 por ciento de escuelas en el país necesitan reparaciones urgentes. “En razón de ello, más los temores a la pandemia, sólo 30 por ciento de los estudiantes acudieron al llamado de inicio de clases”, dijeron desde la organización.
Una semana después del inicio de clases, desde el Ejecutivo se determinó la vacunación de niños de 2 a 11 años de edad. También de adolescentes de 12 a 18 años.
La decisión ha generado duras críticas de organizaciones vinculadas a la salud, así como de muchos padres y representantes. La organización Médicos Unidos de Venezuela y la Academia Nacional de Medicina, han sido los mayores críticos. Lo hicieron alegando el presunto uso de vacunas todavía en fase experimental elaboradas en Cuba.
La Conferencia Episcopal Venezolana también estuvo atenta al inicio de las clases y a la vacunación. “Los esfuerzos de vacunación no han sido suficientes y aún en el sector educativo el personal docente, administrativo y obrero, al igual que niños, niñas y adolescentes no han sido vacunados en su totalidad”, expresó en un comunicado.
La Iglesia denuncia que la infraestructura educativa está en destruida por la falta de cuidado y mantenimiento, y “por los hurtos y vandalismo cometidos contra las instalaciones”. Además, “no cuentan con adecuado servicio de agua potable, electricidad, alimentación, tecnología, artículos de limpieza y desinfección”.
Los datos en la pandemia
De acuerdo con la Universidad Católica Andrés Bello, en Venezuela, cerca de 1,2 millones de niños y adolescentes abandonaron los estudios en los últimos tres años.
El estudio, desarrollado por el Centro de Innovación Educativa (CIED) del centro universitario y titulado “Diagnóstico Educativo de Venezuela (DEV)”, indicó que para este año escolar se registraron 502.700 maestros, es decir, 166.000 menos profesores (-25 %) que los 699.000 que trabajaban en las escuelas y liceos en 2018.
Finalmente, las cifras oficiales, Venezuela tiene cerca de 5.000 muertes por Covid-19 y más de 400.000 casos. Los datos son cuestionados por organizaciones no gubernamentales al considerar que existen subregistros con cifras superiores.
Nicolás Maduro aseguró el domingo 7 de noviembre, que 70 por ciento de la población recibió las vacunas, sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud estima que “la población venezolana vacunada con pauta completa (dos dosis) apenas alcanza el 32,30%”, recordó la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.