El papa Francisco ha pedido imitar a Jesús que pone su mirada en las periferias existenciales y en las zonas marginadas, allá donde hay personas excluidas, solas y frágiles. No en las cortes o en los centros de poder.
La audiencia general de esta mañana, 17 de noviembre, tuvo lugar a las 9.30 a.m (hora de Roma) en el Aula Pablo VI, donde Francisco se reunió con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
“La elección de Belén y Nazaret nos dice que la periferia y la marginalidad son preferidas por Dios”, añadió.
El Obispo de Roma ha iniciado un nuevo ciclo de catequesis y centró su reflexión en San José, sobre el tema: San José y el ambiente en que vivió (cf. Lectura: Mi 5,1.2-3.4).
“Jesús no nace en Jerusalén con toda la corte, nació en una periferia, llevó adelante su vida hasta los 30 años en esa periferia, ejercitaba de carpintero como San José.”
“No tomar en serio esta realidad es no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios, que sigue manifestándose en las periferias geográficas y existenciales.”, expresó el Papa.
Dios está escondido en las periferias
El Señor - indicó el Obispo de Roma, “siempre actúa escondido, en las periferias, también en las periferias de nuestra alma, en nuestros sentimientos, a lo mejor en sentimientos que nos hacen avergonzar, pero el Señor está ahí para ayudarnos a seguir adelante.”
Francisco reiteró que el “Señor sigue manifestándose en las periferias, sean estas geográficas o existenciales”.
En particular, sostuvo: “Jesús va en busca de los pecadores, entra en sus casas, les habla, los llama a la conversión”.
Jesús también es reprendido por esto: ‘mira a este maestro - dicen los doctores de la Ley- come con los pecadores se ensucia’.
Ir a buscar a los que sufren
El Papa aseguró que Jesús “también va a buscar a los que no han hecho el mal pero lo han sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los más pequeños”.
Jesús “va siempre a las periferias y esto nos debe dar tanta confianza porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia”.
El Obispo de Roma explicó que Jesús va a las periferias de nuestro corazón, a esas “periferias oscuras que no dejamos ver por vergüenza”.
En este sentido, - indicó el Papa - “la sociedad de aquella época no es muy diferente de la nuestra”.
“Hoy también hay un centro y una periferia. Y la Iglesia sabe que está llamada a anunciar la buena noticia a partir de las periferias.
José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente”.
Las periferias del alma
Cabe recordar que el Papa indicó que el cristiano tiene como ejemplo al ‘maestro’ Jesús e instó a ponerse en camino para ayudar a las personas excluidas, solas, poner atención y acción concreta para estar al lado de aquellos que no tienen oportunidades; pobres, desempleados, etc.
Por ejemplo, el Papa pide rezar en noviembre por las personas con depresión. Francisco manifiesta su cercanía con todas las personas que se sienten desbordadas en su día a día, sobre todo en los casos de estrés y depresión, y pide rezar para que reciban el acompañamiento necesario.
San José, una guía en tiempos de crisis
En efecto, el Papa dedicó su catequesis a San José, patrón de la Iglesia universal, desde que el 8 de diciembre de 1870, el beato Pío IX lo proclamará así.
“150 años después de aquel acontecimiento, estamos viviendo un año especial dedicado a San José, y en la Carta Apostólica Patris corde he recogido algunas reflexiones sobre su figura.”, recordó.
“Nunca antes como hoy, en este tiempo marcado por una crisis global con diferentes componentes, puede servirnos de apoyo, consuelo y guía. Por eso he decidido dedicarle una serie de catequesis, que espero nos ayuden a dejarnos iluminar por su ejemplo y su testimonio”.
Tras resumir su catequesis en varios idiomas, el Papa dirigió expresiones especiales de saludo a los grupos de fieles presentes.
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster y la Bendición Apostólica.