Finalmente llegó confirmación oficial a través del ministro de Gobierno de Bolivia, Eduardo del Castillo, tal cual adelantó Aleteia este sábado. Lo que sucedió con la niña embarazada de 11 años que había sido violada por su abuelastro en Yapacaní fue la interrupción legal del embarazo, conocido como ILE.
“Esta menor el día de ayer (sábado) ha interrumpido su embarazo conforme a la normativa legal vigente y lo que han dispuesto las autoridades judiciales de nuestro país (…) La persona ha sacado el producto de su cuerpo, conforme ha establecido la justicia de nuestro país. La Iglesia debería pronunciarse sobre violadores de niñas en nuestro país. ¿Por qué no habla en contra de los violadores?”, expresó Castillo.
La niña embarazada, que antes de haber sido trasladada del centro de acogida vinculado a la Iglesia en Santa Cruz, había manifestado su deseo de continuar con el embarazo, fue dada de alta y la Defensoría de la Niñez y Adolescencia la llevó de regreso a Yapacaní.
Por otra parte, según pudo confirmar Aleteia, el bebé, que al nacer pesó 500 gramos y posteriormente falleció, se lo bautizó en el vientre con el nombre de José María.
José María, la otra víctima
El caso de la niña embarazada y el fallecimiento de José María representa una auténtica tragedia desde todo punto de vista. En primer lugar, por la violación a la que fue sometida y la vulnerabilidad en torno a una familia que ya había protagonizado episodios similares. Por otro lado, por el desenlace, que en medio de tanto dolor, y a pesar de la valentía expresada tanto por la niña como por su madre, hubo otra víctima: José María (a quien lo llamaron despectivamente como "producto"). En este caso un inocente, cuyo nombre, si bien no fue elegido por la niña (pero estuvo de acuerdo con ello), se puso a consideración porque no se sabía si era hombre o mujer. Pero José María se fue al cielo como hijo de Dios.
“¿Por qué más mal?”
En medio de esto, las declaraciones ofrecidas por la abogada de la madre de la niña, Giovanni Cabello, en diálogo con Aleteia.
«A un inocente que evidentemente ha venido bajo condiciones extremas, hoy día sabemos que no se ha protegido su vida toda vez que estaba en condiciones de seguir avanzando en ese proceso de gestación. Y que la afectada directamente, en este caso la víctima, la mamá, quería caminar hacia un momento del nacimiento de este bebé», prosiguió Cabello.
La abogada agregó lo que dijo la mamá, a su entender, en una «sabiduría natural». «¿Hacer más mal?, ¿provocar más daño?, ¿por qué? Ya está grande», señaló al respecto de lo que le dijo la madre.
El repique de campanas en “defensa de la vida”
Por último, un gesto que tuvo lugar este fin de semana en la Arquidiócesis de Santa Cruz de la Sierra. El repique de campanas en "defensa de la vida".
En tanto, mientras el caso de esta niña sigue generando ruido en Bolivia, también se asoman nuevos desafíos por delante. Por un lado la Iglesia y las acusaciones que enfrenta en cuanto a haber intervenido en el cambio de decisión de la niña (algo que se negó, tal cual confirmó Aleteia). Por otro, lo que tiene que ver con la despenalización del aborto en Bolivia. Este caso abre la puerta para que se avance en ese sentido.
Con respecto a la legislación vigente, esto fue lo que aclaró Cabello a Aleteia:
“En Bolivia el aborto es un delito y se encuentra tipificado como tal en el Código Penal, lo cual ha sido ratificado por la sentencia constitucional 206/2014. Pero al mismo tiempo hay causales que eximen de responsabilidad, lo cual está establecido también en el Código Penal como ‘Aborto Impune'”.