El papa Francisco instruyó hoy a saber corregir a los demás con mansedumbre y lamentó la actitud de algunas personas que según él tienen un doctorado en “chismorreo”, por su habilidad mal sana de “despellejar” con la lengua a los demás cuando se equivocan. “Todos los días critican a los demás”, sin mirar lo que ellos hacen.
Esta mañana se ha celebrado la Audiencia General en el Aula Pablo VI del Vaticano, donde el Papa Francisco se ha reunido con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
El Papa ha continuado su ciclo de catequesis sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Gálatas, centrada en el tema: caminar según el Espíritu e instó a los fieles a dejarse “guiar por Él en nuestro seguimiento de Cristo”.
Evitar los deseos desordenados
Al mismo tiempo, indicó que el Apóstol Pablo “nos dice que hay que evitar el camino opuesto, al que llama “los deseos desordenados”.
“Pero eso no significa que el mal o nuestros impulsos negativos vayan a desaparecer, sino que Dios es siempre más fuerte que nuestras resistencias y nuestros pecados”.
Por otra parte, sostuvo que este caminar según el Espíritu no es sólo una acción individual, implica también a la comunidad.
Para poder combatir los “deseos de la carne” que no favorecen la comunión —como la envidia, la hipocresía, el rencor, las críticas destructivas— es necesario dar espacio a la gracia y a la caridad.
Saber corregir a los demás
El amor es la regla suprema para poder seguir el camino de Cristo, nos hace conscientes de nuestra propia fragilidad, y nos hace misericordiosos y solidarios con las dificultades y debilidades de los demás.
El Papa invitó a corregir a los demás de manera suave, dulce “usar la mansedumbre (cfr 5,22)”. Así como lo haríamos con nosotros mismos. Porque - argumentó - “cuánto es fácil criticar a los demás”.
El Papa señaló las palabras de san Pablo para saber corregir a alguien que se equivoca dentro de una comunidad:
«Hermanos, aun cuando alguno incurra en alguna falta, vosotros, los espirituales, corregidle con espíritu de mansedumbre, y cuídate a ti mismo, pues también tú puedes ser tentado. Ayudaos mutuamente a llevar vuestras cargas» (6,1-2)”.
Explicó que la mansedumbre, previene del chisme, de hablar a las espaldas de los demás; “salva de despellejar al prójimo” con la propia lengua, esto “no es según el Espíritu”. Pidió humildad también para evitar caer en esas mismas equivocaciones.
“De hecho, cuando tenemos la tentación de juzgar mal a los otros, como sucede a menudo, debemos sobre todo reflexionar sobre nuestra propia fragilidad.”, sostuvo.
Los doctores en chismorreo
Luego señaló que existen personas “graduadas" doctores "en chismorreo”, en despellejar con la lengua a los demás. “Todos los días critican a los demás”, sin mirar lo que ellos mismo hacen.
“Está bien preguntarnos qué nos impulsa a corregir a un hermano o a una hermana, y si no somos de alguna manera corresponsables de su error.”, afirmó.
Entonces, invitó a actuar según el Espíritu Santo, “además de donarnos la mansedumbre, nos invita a la solidaridad, a llevar los pesos de los otros”.
Y reflexionó: “¡Cuántos pesos están presentes en la vida de una persona: la enfermedad, la falta de trabajo, la soledad, el dolor...! ¡Y cuántas otras pruebas requieren la cercanía y el amor de los hermanos!”
Entretanto, exhortó a corregir a los demás, como enseñaba también “San Agustín” con cariño:
«Por lo tanto, hermanos, levantas la voz, haya amor interiormente. Si exhortas, si acaricias, si corriges, si te muestras duro: ama y haz lo que quieres» (Sermones 163/B 3). La regla suprema de la corrección fraterna es el amor: querer el bien de nuestros hermanos y de nuestras hermanas.”.
Rezar antes de abrir la boca
Además, invitó a rezar en silencio para tolerar los defectos de los demás. La oración interior para luego encontrar el camino justo para llegar a corregir al hermano. “Y esto no es fácil, el camino más rápido es el chismorreo, despellejar al otro, como si yo fuera perfecto.”, apuntó el Papa. “Y esto no se debe hacer”.
Por ultimo, saludó a los peregrinos. “Los invito a dejarse interpelar por las palabras de san Pablo: ¿Caminamos según el Espíritu o nos quedamos encerrados en deseos mundanos? Si nos dejamos guiar por el Espíritu, también estamos llamados a acompañar a los que más sufren, a rezar por ellos, a ayudarlos de una manera concreta”.
“Los animo a seguir en este camino con paciencia y alegría. Que Dios los bendiga. Muchas gracias”, concluyó.