En el Decreto se recuerdan, se interpretan y se modifican las normas, la disciplina, los procedimientos relativos a la traducción de los libros litúrgicos y su adaptación.
Las normas y procedimientos integran los nuevos estándares canónicos en términos de traducción de textos litúrgicos a la lengua vernácula. Por ejemplo el español.
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha publicado este viernes el decreto Postquam Summus Pontifex. (22.10.2021).
Los cambios previstos tienen en cuenta las modificaciones ya decretadas por el Papa Francisco en 2017 para "acercar al pueblo de Dios a la liturgia y la liturgia al pueblo de Dios", explica el obispo Arthur Roche.
El objetivo de la revisión era aclarar la disciplina vigente y, en particular, la competencia de la Sede Apostólica con respecto a las Conferencias Episcopales en la revisión y aprobación de los cambios, garantizando siempre la unidad del Rito Romano.
Hace cuatro años, Francisco, a través del motu proprio Magnum principium , reequilibró el proceso de traducción litúrgica, que consideraba demasiado centralizado (focalizado anteriormente en Roma), mientras que ahora está más a favor de las conferencias episcopales.
El pontífice había modificado así el canon 838, que desde entonces encomienda a las conferencias episcopales la tarea de “preparar” y “aprobar” estas traducciones, pasando la “confirmación” y el “reconocimiento” de la traducción a la Sede Apostólica.
Traducción de libros litúrgicos
En la Iglesia la tarea de traducir los textos litúrgicos no es algo descontado, al contrario, los expertos consideran que de estas traducciones depende el anuncio de la Palabra y Oración de la Iglesia. Por tanto, es vital que estas traducciones expresen un lenguaje comprensible para el pueblo de Dios.
El decreto recuerda que la responsabilidad de la traducción recae ahora en los obispos, anotó monseñor Arthur Roche, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los sacramentos en el portal de información del Vaticano.
Los obispos y las conferencias episcopales deben “garantizar […] la expresión correcta e integral de la fe de la Iglesia Católica”, otorgando la Congregación para el Culto Divino la “ Recognitio ” al texto tras un examen de la legitimidad del procedimiento y luego la “ Confirmatio ”, ratificación final de la traducción. Como lo deseaba el Papa en 2017, la Santa Sede ya no impone una traducción a las conferencias episcopales.
Traducciones limitadas
Las nuevas normas sobre la edición, la traducción y adaptación de los libros litúrgicos hacen parte del proceso de revisión de los textos litúrgicos del latín a las diversas lenguas vernáculas iniciado hace algunos años.
Los expertos, anteriormente, habían criticado periódicamente, las traducciones a lenguas como el inglés, resultado del Concilio Vaticano II, dado que, en algunos casos, se consideraban que tenían ciertas limitaciones.
Hace algunos meses, también el Papa autorizó la publicación del motu proprio Traditionis custodes, sobre el uso de la liturgia romana anterior a 1970, acompañándolo de una carta en la que explica los motivos de su decisión a los obispos del mundo. El Papa limitaba la misa en latín y pedía a los obispos revisar y autorizar dichas celebraciones litúrgicas.