“Ustedes están siempre al servicio de la vida humana - dijo el papa Francisco a los farmacéuticos de los hospitales - y esto puede conllevar, en algunos casos, la objeción de conciencia, que no es deslealtad, sino, por el contrario, fidelidad a vuestra profesión, si está válidamente motivada.”.
El Papa pidió defender la vida. “A nivel individual, el farmacéutico, cada uno de vosotros, utiliza sustancias medicinales que, sin embargo, pueden convertirse en venenos”. Lo hizo en su discurso pronunciado esta mañana, 14 de octubre de 2021, durante su audiencia a los participantes en el Congreso de la Sociedad Italiana de Farmacia Hospitalaria.
Entonces, insistió en la vigilancia constante, para que el objetivo sea siempre la vida del paciente en su totalidad.
“Hoy en día está algo de moda pensar si estaría bien eliminar la objeción de conciencia”, afirmó el Papa. Pero, piensen que ésta es la intimidad ética de todo profesional de la salud y esto nunca debe negociarse, es precisamente la responsabilidad última de los profesionales de la salud”.
Francisco hace una denuncia de las injusticias cometidas contra la vida inocente e indefensa. En particular, afirmó, “he tenido ocasión de volver recientemente sobre el tema del aborto. Saben que sobre esto soy muy claro: se trata de un homicidio y no es lícito hacerse cómplice”.
“Dicho esto, sostuvo el Papa, “nuestro deber es la cercanía, nuestro deber positivo: estar cerca de las situaciones, especialmente de las mujeres, para que no se llegue a pensar en la solución del aborto.”.
El aborto, indicó, no es la solución. “Después, la vida, pasados diez, veinte o treinta años te pasa la factura. Y hace falta estar en un confesonario para entender el precio, tan duro, de ello.”.
El Papa reafirmó la importancia del sistema nacional de sanidad pública, “elemento esencial para garantizar el bien común y el crecimiento social de un país”.
“Y todo ello en el contexto de la pandemia, que ha cambiado y cambiará la forma de planificar, organizar y gestionar la salud y la asistencia sanitaria”.
También se refirió a la justicia social: "Las estrategias sanitarias, orientadas a la búsqueda de la justicia y el bien común, deben ser económica y éticamente sostenibles”.
Por ello, advirtió sobre la cultura del descarte, una especie de eutanasia moderna, pues “también con las personas mayores, darles la mitad de los medicamentos y así se acorta la vida… Es un descarte, sí”.
El Papa subrayó la importancia del Servicio Nacional de Sanidad, y garantizar la universalidad del acceso a la salud.
Respecto al papel del farmacéutico invitó a que tengan “criterios” que no sean solo de gestión y financieros, para no caer en la “cultura del descarte”.
“La gestión de los recursos y la atención para no desperdiciar lo que se confía a las manos de cada farmacéutico adquiere un significado no sólo económico sino también ético, más todavía, diré humano, muy humano”.
