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El cardenal Sean O’Malley arzobispo de Boston estuvo visitando el pasado 6 de septiembre Haití. Allí pudo conocer “los desafíos que ahora enfrenta el pueblo haitiano y expresar la solidaridad de la Arquidiócesis, hogar de una de las comunidades haitianas más grandes de los Estados Unidos”.
En un artículo de opinión publicado en The Boston Pilot, el cardenal explica la triple crisis que se vive en Haití: “la crisis política catalizada por el asesinato del presidente con consecuencias de gran alcance para la gobernabilidad”; “la crisis sociojurídica, creada por el control que ejercen las pandillas en algunas partes del país" y “la devastadora pobreza y la dislocación causada por el segundo terremoto masivo junto con el huracán que sufrió Haití y la crisis de salud de COVID”.
En su reflexión, el cardenal O’Malley destaca como “Estados Unidos ha ejercido una influencia generalizada en Haití durante más de un siglo, a menudo una historia marcada por políticas equivocadas e ideas mal concebidas” y considera que “una vez más, Estados Unidos está indisolublemente involucrado con Haití y su crisis”.
Sobre las decisiones que están tomando valora la “financiación significativa para la asistencia humanitaria y el socorro en casos de desastre después del huracán”, pero se manifiesta muy crítico ante la repatriación y “transporte aéreo de hombres, mujeres y niños haitianos de regreso a Haití”.
“La decisión que afecta a unos 14.000 haitianos ahora en la frontera de Texas es una política sorprendentemente y escandalosamente inhumana”, explica el arzobispo, que considera que “la Administración tiene la autoridad legal para su política, pero la política es ciega a las consecuencias morales y humanas de esta acción”.
“Algunos casos de sufrimiento humano son lo suficientemente abrumadores como para cambiar la lógica de la política existente. En este caso, es necesario revisar y reformular la política estadounidense. El puente aéreo debe detenerse mientras se realiza esta revisión. Solo entonces será posible diseñar una política a corto plazo digna del papel de Estados Unidos en el mundo y apropiada para la crisis que enfrentan los haitianos”, expresa el purpurado.
Termina su artículo de opinión haciendo alusión al Papa Francisco y la “Fratelli Tutti”: “reconociendo la dignidad de cada persona humana, podamos contribuir al renacimiento de una aspiración universal a la fraternidad entre todos los hombres y mujeres". “La Iglesia en Boston continuará pidiendo una política más compasiva del gobierno de los Estados Unidos para los haitianos en la frontera. Les pido a todos que oren por la nación de Haití y la comunidad haitiana allí y en nuestro país, y que sean generosos al apoyar los esfuerzos para recaudar fondos para ayudar a los que sufren en esta crisis humanitaria”, finaliza el Cardenal Seán P. O'Malley, OFM Cap.