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El Papa: Hemos arrojado en la creación la contaminación de nuestro corazón

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Antoine Mekary | ALETEIA

Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 07/10/21

“El sueño de Asís”. El Pontífice ha presidido hoy la oración de los cristianos por la paz mundial junto con representantes de otras religiones en el Coliseo de Roma. 

“El dolor de los otros no nos urge. Y ni siquiera el dolor de los que han caído, de los migrantes, de los niños atrapados en las guerras, privados de la despreocupación de una infancia de juegos”, ha clamado hoy el papa Francisco. 

Este jueves en la tarde ha concluido en el Coliseo de Roma la celebración del Encuentro Internacional promovido por la Comunidad de San Egidio: “Religiones y Culturas en Diálogo “Pueblos, Hermanos, Tierra Futura” (del 6 al 7 de octubre). 

“Pero con la vida de los pueblos y de los niños no se puede jugar. No podemos permanecer indiferentes”, ha expresado el Papa de frente a los líderes de las Iglesias, autoridades políticas y representantes de las grandes religiones mundiales. 

“Por el contrario, es necesario empatizar y reconocer la humanidad común a la que pertenecemos, con sus fatigas, sus luchas y sus fragilidades. Pensar: “Todo esto me toca, hubiera podido suceder también aquí, también a mí”. 

Menos hipocresía

Al final, el Papa ha subido al escenario junto con los distintos representantes donde se celebró el Encuentro Internacional. 

El Papa pidió a los líderes del mundo: “Menos armas y más comida, menos hipocresía y más transparencia, más vacunas distribuidas equitativamente y menos fusiles vendidos neciamente”.

El obispo de Roma ha pedido dejar “de aceptar” la guerra “con la mirada indiferente de las noticias y esforzarnos por verla con los ojos de los pueblos”.

El Papa subrayó lo importante que es “rezar y compartir” con sinceridad, “las preocupaciones por el presente y el futuro de nuestro mundo”. 

Acabar con una actitud depredadora 

En el contexto del tiempo difícil de la pandemia, especialmente para los pobres, los marginados, los opresos y los pueblos del Sur del mundo, señaló, la necesidad de “cambiar las relaciones entre los pueblos y de los pueblos con la tierra”. 

Instó a soñar la paz y por el compromiso por el cuidado de la creación. Un llamamiento a cuidar la “casa común que dejaremos a los jóvenes”. 

Las religiones, cultivando una actitud contemplativa y no depredadora, están llamadas a ponerse a la escucha de los gemidos de la madre tierra, que sufre a causa de la violencia”. 

Insisto en lo que la pandemia nos ha mostrado, me refiero a que no podemos permanecer siempre sanos en un mundo enfermo. En los últimos tiempos muchos están enfermos de olvido, olvido de Dios y de los hermanos”. 

Contaminación fuera y dentro del hombre

En este contexto, ha denunciado “la carrera desenfrenada en pos de una autosuficiencia individual, degenerada en una avidez insaciable, de la cual la tierra que pisamos lleva las cicatrices, mientras el aire que respiramos está lleno de sustancias tóxicas y pobre de solidaridad. 

De este modo, dijo, “hemos arrojado en la creación la contaminación de nuestro corazón”. 

“En este clima deteriorado, consuela pensar que las mismas preocupaciones y el mismo compromiso están madurando y convirtiéndose en patrimonio común de tantas religiones. 

La oración y la acción pueden reorientar el curso de la historia. ¡Ánimo! Tenemos ante nuestros ojos una visión, que es la misma de numerosos jóvenes y hombres de buena voluntad: la tierra como casa común, habitada por pueblos hermanos.

Sí, soñamos religiones hermanas y pueblos hermanos. Religiones hermanas, que ayuden a los pueblos a ser hermanos en paz, custodios reconciliados de la casa común de la creación”.

Exhortó a deponer las armas, “a reducir los gastos militares para proveer a las necesidades humanitarias y a convertir los instrumentos de muerte en instrumentos de vida”. 

Juan Pablo II y san Francisco 

El papa Francisco recordó a san Juan Pablo II, que fue el primero en invitar a las religiones a rezar unidos por la paz en Asís, en 1986. 

“A algunos les pareció un optimismo vacío. Pero a lo largo de los años la participación ha ido creciendo y han madurado historias de diálogo entre mundos religiosos diversos, que han inspirado procesos de paz”. 

Purificar el corazón 

Purifiquemos el corazón constantemente, ha invitado, en línea con la herencia espiritual de San Francisco de Asís de vernos como hermanos: «Que la paz que anunciáis de palabra, la tengáis, y en mayor medida, en vuestros corazones». 

“La paz no es principalmente un acuerdo que se negocia o un valor del que se habla, sino una actitud del corazón”. 

“Nace de la justicia, crece en la fraternidad, vive de la gratuidad. Impulsa a «servir a la verdad y declarar sin miedo ni ambages el mal cuando es mal, también y sobre todo cuando lo cometen quienes se profesan seguidores de nuestro mismo credo”.

Antes de la alocución del Papa, intervinieron: Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio, Angela Merkel, Canciller de la República Federal de Alemania, Ahmad Al- Tayyeb, Gran Imán de Al Ahzar, Egipto. 

Además, se escucharon las palabras de paz de Pinchas Goldschmidt, Presidente de la Conferencia de Rabinos Europeos.

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