En septiembre de 2019, en las redes sociales se hizo viral la imagen de dos hermanitos. Él era Beckett Burge, un niño de 4 años al que habían diagnosticado un cáncer: leucemia aguda linfoblástica. Ella era su hermana Aubrey, un añito mayor que él. Le acompañaba junto al inodoro donde Beckett, con la cabeza sin pelo, estaba encorvado y vomitaba.
La imagen -en blanco y negro- era demoledora y a la vez hablaba del extraordinario poder del amor, de la familia y del cuidado de unas personas por otras. Aubrey, tan pequeña, ponía su mano sobre la espalda de Beckett para ayudarlo a pasar aquella dolorosa situación.
La escena fue recogida por su madre, Kaitlin, quien la publicó en Facebook e hizo que diera la vuelta al mundo como un signo de esperanza.
"Todo despejado"
Dos años más tarde, dio su fruto. Ahora Kaitlin, que ha cumplido 31 años, publicó la imagen del pequeño Beckett con sus padres y un título que le dieron en el Hospital donde acabó el tratamiento de quimioterapia contra el linfoma y recibió el diagnóstico de "todo despejado". Según Kennedy News Service, Becket ya ha vuelto a la escuela.
“Cuando nos enteramos de que todo estaba despejado, fue muy emocionante”, dijo la madre. “Su oncólogo entró y dijo: 'No más quimioterapia. Hemos terminado. Quítate todo."
A partir del momento en que los médicos le diagnosticaron el cáncer, Beckett tuvo que pasar varios meses en el hospital. El tratamiento fue largo y duro, pero la mamá de Beckett ha luchado para que su hijo saliera adelante. Creó la cuenta de facebook "Beccket Strong" y desde allí fue informando de la evolución médica del niño.
Beckett y su familia se han convertido en una referencia de la lucha contra el cáncer infantil. Han editado camisetas con lemas como "Beckett Strong", ha recaudado donativos, han sensibilizado a millones de personas acerca de la enfermedad.
Tanto su madre como Beckett confesaron que sentían cierto temor a abandonar el punto de quimioterapia que en el hospital mantenía a raya al cáncer. "Ha terminado oficialmente con eso y es un momento agridulce", dijo Kaitlin Burge. “Crees que estarás feliz, pero ahora da un poco de miedo porque no tienes esa quimioterapia como una garantía de que el cáncer se mantendrá alejado. Será un mundo completamente nuevo ".
A Beckett le ocurrió algo parecido: "Beckett se sorprendió [al conocer que acabó el tratamiento]. Su rostro se iluminó, pero luego dijo que no quería que le quitaran el puerto [de quimioterapia] porque sabía que lo había mantenido con vida", dijo. "Tiene un poco de nervios".
El niño tuvo COVID-19
Beckett también tuvo COVID-19, según explicó Kaitlin, aunque gracias a Dios asintomático.
Kailin Burge añadió que el pequeño Beckett se siente libre ya que puede pasar el rato con sus amigos. “Ahora no tiene muchas restricciones y puede salir y hacer lo que le plazca”, dijo.
Beckett y Aubrey viven ahora como "hermanos normales", dijo la madre, juegan al aire libre juntos y van en bicicleta de casa a la escuela y de la escuela a casa.
“Está feliz", concluyó la mamá.
En estos dos años de lucha, la pequeña Aubrey ha vivido una experiencia singular, que la ha hecho madurar extraordinariamente. Ha sido como una "figura maternal" para su hermano pequeño, según dice la madre.
“Aubrey tuvo un gran impacto al ayudarlo a superar esto. Desarrollaron un vínculo que solo tienen los hermanos y que yo ni siquiera podía reemplazar ”, dijo Kaitlin.
Esta es una imagen reciente de Beckett y su hermana, con el color dorado para celebrar la lucha contra el cáncer el pasado 29 de septiembre: