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La pandemia del coronavirus volvió a suspender las actividades más relevantes alrededor de la Virgen del Rosario de Yauca, una advocación mariana que guarda un curioso vínculo con el desierto.
Efectivamente, según diversas reseñas, fue a comienzos del Siglo XVIII, una imagen de Nuestra Señora del Rosario fue encontrada en la zona del desierto de Yauca, vinculado a la diócesis de Ica en Perú, entre matorrales. La imagen que fue vista por unos pobladores tenía al Niño Jesús y un rosario.
Aquella imagen de unos 60 centímetros de altura ha cautivado desde un comienzo a una población que hasta el día de hoy se encarga de celebrarla durante los primeros días de octubre.
Precisamente, este domingo 3 de octubre se recordaron los 318 años de la primera aparición de la Virgen del Rosario de Yauca.
El amor por la Virgen del Rosario de Yauca se mantuvo. Esto a pesar de que lo presencial estuvo limitado y hubo celebraciones virtuales por la pandemia del coronavirus. Es que en tiempos sin pandemia la peregrinación hacia la Virgen de Yauca, vinculada a una zona de difícil acceso, representa una auténtica experiencia de fe.
El santuario, ubicado a las afueras de la ciudad, está acostumbrado a recibir a miles de peregrinos que suelen caminar con ánimo unas 6 horas.
Es que la ciudad de Ica verdaderamente suele paralizarse ante tan particular veneración. Las calles suelen llenarse de gente. Los vehículos también colaboran al aumento del número de los visitantes y aquel desierto hasta se hace “dulce” para muchos.
De todos modos, a pesar de los pesares, la diócesis de Ica pudo celebrar el aniversario de aquella primera aparición. La Virgen iqueña sigue ablandando corazones.