El papa Francisco indicó hoy que cada cristiano tiene dentro a un santo y a un pecador, es más a la base, señaló, “somos justos”: ¿Qué es la justificación? “Nosotros como pecadores nos hemos vuelto justos. Es cierto, tenemos nuestros pecados personales, pero en la base somos justos”. Lo dijo el Papa este miércoles, 29 de septiembre, durante la audiencia general que se ha celebrado en el Aula Pablo VI.
“¿Quién te hizo justo? Jesucristo. Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, destruyó el pecado y nos donó de manera definitiva el perdón y la salvación. ¿Cómo se lleva a cabo la justificación? La justificación sucede por gracia. Solo por gracia.
¡Nosotros hemos sido justificados por pura gracia! Pero padre, yo soy pecador… Sí, pero en la base eres un justo”, ha argumentado, hoy, en su encuentro con grupos de peregrinos y fieles de Italia y de todo el mundo.
“Nosotros no estamos condenados en la base, no, ¡somos justos! Permítanme la palabra: somos "santos" en la base, pero luego con nuestro actuar nos volvemos pecadores, pero en la base somos santos”, ha reiterado. “¡Que venga la gracia de Cristo y esa justicia, esa justificación nos dé la fuerza para seguir adelante!”.
Entretanto, el Papa recordó que hoy celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.
“Cada uno de ellos realizó una misión especial en la historia de la salvación. Invoquemos su protección, para que también nosotros, con ayuda de la gracia divina, podamos cumplir la misión que el Señor nos encomienda y seamos testigos de su misericordia a través de nuestras obras y con toda nuestra vida”.
“Miguel, que combate a Satanás y a los espíritus malignos; Gabriel, que trae la buena noticia del Señor; y Rafael, que cura y acompaña en la búsqueda del bien. Con su ayuda, sean ustedes también mensajeros de la gracia y la misericordia del Señor. Te bendigo con todo mi corazón”, ha explicado en sus saludos a los peregrinos polacos”.
En su predicación el Papa, ha retomado el ciclo de catequesis sobre la Carta del Apóstol Pablo a los Gálatas, centró su meditación en el tema: "La vida en la fe" (cf. Lectura: Gal 2,19-20).
El Pontífice sostuvo que “Dios, de hecho, a través de la muerte de Jesús, ha destruido el pecado y nos ha donado de forma definitiva el perdón y la salvación”.
Así justificados, los pecadores son acogidos por Dios y reconciliados en Él.
La justificación que Dios realiza, por tanto, nos permite recuperar la inocencia perdida con el pecado.
El Papa indicó que no se trata de “pagar” a un juez para que nos haga justicia. “No, esto no se puede hacer, ha pagado Cristo por todos nosotros”.
Pues, indicó, la justificación es una gracia que no depende de nuestros méritos e infunde confianza: “se puede pedir siempre perdón”.
“¿Somos pecadores? Sí. Pero, vamos por el camino de la vida con esta gracia de Dios que nos justifica cada vez que pedimos el perdón”.
El Obispo de Roma expresó que la fe es central, como indicaba san Paolo: “Toca cada momento y cada aspecto de la vida del creyente: desde el bautismo hasta la partida de este mundo”.
Una fe que lo impregna todo: “en la muerte y en la resurrección de Jesús, que dona la salvación”.
“La justificación por fe subraya la prioridad de la gracia, que Dios ofrece a los que creen en su Hijo sin distinción alguna”.
El Papa ha expresado que “no debemos concluir, por tanto, que para Pablo la Ley mosaica ya no tenga valor; esta, de hecho, permanece un don irrevocable de Dios, es -escribe el apóstol- «santa» (Rm 7,12)”.
“También para nuestra vida espiritual es esencial cumplir los mandamientos, pero tampoco en esto podemos contar con nuestras fuerzas: es fundamental la gracia de Dios que recibimos en Cristo”.
En este contexto, ha invitado a recordar la enseñanza que proviene del apóstol Santiago, quien escribe: «Ya veis como el hombre es justificado por las obras y no por la fe solamente. [...] Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta» (Gc 2,24.26)”.
“La justificación florece a través de nuestras obras”, afirmó, sino “estaría bajo tierra, muerta!”. Así, destacó, que “las palabras de Santiago integran la enseñanza de Pablo. Para ambos, por tanto, la respuesta de la fe exige ser activos en el amor por Dios y en el amor por el prójimo”.
“Cercanía, compasión y ternura”, dijo el Papa es el estilo de Dios. Por eso, la justificación es “la cercanía, la compasión y la ternura” más grande que Dios pueda tener hacia sus hijos.
“La justificación nos introduce en la larga historia de la salvación”. Asimismo, explicó, “la luz de la fe nos permite reconocer cuánto es infinita la misericordia de Dios, la gracia que obra por nuestro bien”.
“Pero la misma luz nos hace también ver la responsabilidad que se nos ha encomendado para colaborar con Dios en su obra de salvación. La fuerza de la gracia tiene que combinarse con nuestras obras de misericordia, que somos llamados a vivir para testimoniar qué grande es el amor de Dios”.
La Audiencia General concluyó con el canto del Pater Noster (Padre Nuestro) y la Bendición Apostólica.