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Con tu estilo de vida, ¿quieres ser masa o un superalimento?

PIECZENIE CHLEBA
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Pilar Velilla Flores - publicado el 23/09/21
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Cómo hacer en nuestro día a día para que no nos arrastre el consumismo y acabemos diciendo "es lo que hace todo el mundo".

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En la vida podemos ser dos cosas: masa o superalimento. La primera, la masa, se distingue por no tener personalidad en sí misma, se deja arrastrar por lo que hacen los demás sin plantearse si sus acciones son correctas o erróneas. “Es lo que hace todo el mundo”, suele ser su respuesta ante la falta de argumentos.

El superalimento, sin embargo, posee propiedades nutritivas que lo hacen destacar por encima de los demás. Pero no con la intención de infravalorar al resto de componentes del plato, sino para enriquecerlo con su presencia. No necesita mezclarse con otros alimentos pues él sólo ya cumple una serie de beneficios para la nutrición humana.

Traigo esta comparativa porque en esta sociedad en la que vivimos estamos embutidos en una especie de masa donde los dueños y señores que se encargan de usar el rodillo y encajarnos en su molde son los mismos que cuelgan un anuncio de Halloween un mes antes de su celebración.

Sí, lectores. Estamos en septiembre, ha empezado oficialmente el otoño, y ya he visto el primer anuncio de la tradición americana por antonomasia. ¡Cuando aún queda más de un mes!

¿A qué se debe tanta prisa adelantando acontecimientos en vez de vivirlos cuando realmente toca? La respuesta que tengo es seguramente también la vuestra: consumismo y más consumismo.

Yo, como madre y consumidora, me niego a subirme a ese carro atolondrado donde se nos convierte en masa para luego ser horneada a temperatura ambiente.

Se nos mezcla, se nos enharina y se nos moldea de tal forma que, sin darnos cuenta, terminamos formando parte de una masa sin personalidad (como la que venden en los supermercados), lista y preparada para echarle encima lo que se les antoje a “los del rodillo”.

No podemos permanecer expectantes, esperando a ver qué ingredientes nos ponen encima.

Porque así vamos, siempre corriendo; un estrés motivado en gran parte por las campañas consumistas, sin paz ni tiempo para pensar.

Paremos. Respiremos. Pensemos. El curso no ha hecho más que empezar. Disfrutemos de cada cosa a su debido tiempo.

Porque si nos subimos al carro, si somos la masa… ¿qué viene a continuación? El Black Friday, Thanksgiving o los escaparates navideños. Que en clave consumista significa comprar y gastar. Y más prisas. Y estrés. Y llegan de nuevo las vacaciones estivales y no hemos saboreado el curso.

La masa arrastra. Es muy difícil ir a contracorriente. Pero no es tarea imposible.

Para ser superalimento hay que ejercitarse. Es verdad que toda persona posee un atractivo que la hace única, pero también es cierto que las cualidades se tienen en mayor o menor medida.

SUPERFOOD

Si no queremos ser masa deberemos cultivar esas virtudes, hacer brillar esos talentos, para conseguir destacar, ya sea por los antioxidantes que poseamos, por el porcentaje de fibra o por la variedad de vitaminas.

Ser un superalimento implica no conformarse, cuestionarse las cosas, aunque la mayoría de las veces signifique tener una opinión distinta al resto del grupo. La sensación que se tiene a veces es de marginación, sin embargo, el valor que tiene una persona que sabe lo que quiere, con personalidad, es incalculable y muchos, aunque no lo digan, querrán ser como ella.

En definitiva, ser un alimento con altas propiedades nutritivas regala una buena dosis de serenidad con la fuerte convicción de estar haciendo bien las cosas, convirtiéndose en faro y guía para los demás, sin estar a merced de los acontecimientos.

En cocina, la masa madre está muy bien valorada. Y no es para menos, pues se trata de una mezcla de agua y harina que se convierte en levadura después de unos días de fermentación. Con un poco de ella podemos elaborar infinidad de panes y bollos.

cooking

¿Y en qué único momento de nuestro día a día podemos ser masa de la buena para después ser levadura para los demás? Efectivamente, con la Eucaristía. Es la única que nos hace crecer y duplicar nuestro tamaño, porque contamos con la ayuda de Dios. Nos enriquece de tal forma que podemos sembrar el bien en otros para hacerlos crecer también.

Por tanto, no lo olvides: apuesta por ser masa madre y un superalimento para los que te rodean, y así no caerás en la trampa del consumo irracional.

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